Madrid, 26 may (EFE).- Canciones legendarias como «Walk on the wild side» de Lou Reed o «What I’d say» de Ray Charles serían inimaginables sin los coros y, sin embargo, los rostros y nombres de esas voces han pasado décadas en el anonimato, hasta que Morgan Neville les ha puesto el foco encima en «A 20 pasos de la fama».
«Brindar su justo reconocimiento» a esas mujeres -porque sobre todo son mujeres, como Merry Clayton, Claudia Lennear, Lisa Fischer o Darlene Love- ha sido el principal motor que ha impulsado este trabajo, señala a Efe su autor, que vio compensado el esfuerzo con un Oscar al mejor documental en marzo pasado.
El mérito fue compartido con su productor, Gil Friesen, fundador de A&M Records y promotor de la idea, fallecido en diciembre de 2012. «Gil me eligió por mi experiencia con documentales musicales. Me pareció muy interesante y cuando le pregunté cual era el enfoque él respondió: ‘no lo sé, esa es tu tarea’».
Una labor que se alargó tres años, y que se ha plasmado en un intenso viaje de una hora y media imprescindible para los amantes del rock, el soul y el rythm and blues, con testimonios de estrellas como Mick Jagger, Bruce Springsteen, Stevie Wonder o Sting.
«Milagrosamente, todo el mundo que queríamos que estuviera en la película dijo que sí. Yo atribuyo ese éxito a Gil Friesen, que era muy respetado en la industria musical y tenía relaciones personales o conexiones con la mayoría de las estrellas que aparecen», afirma el también autor de documentales sobre Muddy Waters o Johhny Cash.
«A 20 pasos de la fama» cuenta cómo el rock fue la tabla de salvación para cantantes como Lisa Fischer, acompañante en los 70 y 80 de figuras del soul como Luther Vandross o Roberta Flack y que en los 90 -y hasta hoy- empezó a hacer giras con Sting y los Stones.
O historias como la de Darlene Love, que puso voz a algunos de los mayores éxitos de Phil Spector («He’s sure the boy I love», 1965), sin que su nombre ni siquiera figurase en los créditos del disco. Hoy, eso sí, cuenta con estrella propia en el Paseo de la Fama.
Para Neville una de las experiencias más emocionantes fue rodar con Merry Clayton en el estudio donde grabó sus míticos coros para «Gimme Shelter» (1969), de los Rolling Stones. «Se nos pusieron a todos los pelos de punta», señala.
No es para menos. Clayton cuenta a cámara que eran las dos de la mañana, ella estaba embarazada y durmiendo en la cama, cuando recibió una llamada diciéndole que Jagger y los suyos querían su voz para unos coros que dieran un contrapunto femenino a la canción. «Apareció con los rulos puestos», dice Jagger en la película.
Lo que no aclara ni el líder de los Rolling ni nadie es si, tal y como cuenta la leyenda, Claudia Lennear, corista de Ike y Tina Turner o de Joe Cocker, fue quien inspiró la canción «Brown Sugar». «Depende de a quien preguntes», se limita a señalar Neville.
Aunque algunas de estas cantantes emprendieron carreras en solitario, casi nunca despegaron, lo que abre en la cinta una reflexión sobre qué cualidades requiere el estrellato.
«Para mi ser una estrella significa sentir una verdadera pasión hacia lo que haces y pasarte la vida perfeccionando tu oficio», opina el director. «La fama puede ser una maldición o una bendición. Para mi la gente que se entrega a ese viaje, con todos sus altibajos, son verdaderas estrellas».
Magdalena Tsanis