Faltan 200 días para la hora cero del «Brexit» y aún no hay acuerdo

Londres/Bruselas, 7 sep (dpa) – El 30 de marzo de 2019 podría convertirse en uno de los días más caóticos de la historia posbélica de Europa si el Reino Unido abandona la Unión Europea (UE) sin acuerdo. Durante mucho tiempo se creía que este escenario estaba prácticamente descartado, pero el tiempo apremia y las negociaciones en Bruselas permanecen totalmente estancadas.

A partir del lunes solo faltan 200 días para que Reino Unido salga de la UE (Brexit). Si no hay acuerdo, no habrá un período de transición hasta finales de 2020. En ese caso surgiría una situación de emergencia que afectaría de forma directa o indirecta a millones de personas.

Por ejemplo, se prevén atascos de varios kilómetros a ambos lados del Canal de la Mancha, por cuyo túnel pasan diariamente unos 11.500 camiones. Según las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), esos camiones tendrían que someterse a inspecciones y pagar cuantiosos aranceles. En el peor de los casos, en los aeropuertos a ambos lados tendrían que cancelarse numerosos vuelos porque de un día para otro desaparecería el fundamento jurídico para el tráfico aéreo transfronterizo, a no ser que Londres y Bruselas acuerden a última hora alguna solución de emergencia.

Los hospitales británicos podrían quedarse sin medicamentos importantes. Los precios en los supermercados se dispararían y muchos estantes quedarían totalmente vacíos. Personas en toda Europa podrían tener problemas para cobrar sus pensiones privadas, también a causa de la desaparición del fundamento jurídico. La Asociación de Aesguradoras Británicas ya ha advertido de que podrían surgir «considerables molestias para millones de pensionistas, viajeros y automovilistas».

Sin embargo, ¿los políticos van a permitir que se llegue a tal extremo? ¿O acaso este escenario del horror solo sirve como bravuconería para que la otra parte ceda?

Los negociadores del «Brexit» envían todo el tiempo señales mixtas. Estamos haciendo todo lo posible para lograr un acuerdo, dice una y otra vez el negociador jefe de la UE, Michel Barnier. Sin embargo, «debemos estar preparados» para todos escenarios, reconoce Barnier al mismo tiempo. «El Brexit no es un juego; hay demasiado en serie», subrayó el comisario en declaraciones a la radio alemana.

Durante mucho tiempo, la UE creía cómodamente que las consecuencias de un «Brexit» no ordenado serían mucho peores para el Reino Unido que para el resto del bloque comunitario, que seguirá siendo una formidable potencia económica con unos 450 millones de consumidores. Sin embargo, un «Brexit» sin acuerdo también afectaría a los ciudadanos y las empresas de la UE.

Entre tanto, la Comisión Europea ha publicado unos 70 documentos con advertencias sobre las posibles consecuencias del «Brexit» y llamamientos para que la ciudadanía se prepare. Todos los obstáculos imaginables han sido desmenuzados, desde las emisiones de programas televisivos británicos hasta los viajes con animales domésticos pasando por la comercialización de agua mineral.

La salida abrupta, sin acuerdo, de los británicos también sería una catástrofe para la UE desde el punto de vista político. Podría ocurrir lo que desde hace meses se intenta evitar a toda costa en la mesa de negociaciones: que Irlanda se vea obligada a introducir controles en su frontera con Irlanda del Norte, que pertenece al Reino Unido, y aplicar afranceles para impedir importaciones irregulares. La instalación de puestos fronterizos podría generar tensiones políticas en la isla de Irlanda, donde después de décadas de guerra civil las partes enfrentadas se han ido acercando gracias al Acuerdo de Viernes Santo de 1998.

Un fracaso de las negociaciones del «Brexit» también podría crear de repente un agujero presupuestario por varios miles de millones de euros que otros países miembros de la UE tendrían que cubrir, ya que la factura final que Londres está dispuesta a pagar, poco más de 40.000 millones de euros, probablemente se quedaría corta.

El comisario europeo de Presupuestos, Günther Oettinger, admite que ya en 2019 puedan faltan 9.000 millones de euros. Si hay un «Brexit» duro, «no habrá en ninguna parte del mundo un tribunal donde puedo reclamar mi dinero», dijo Oettinger esta semana en Bruselas.

Sin embargo, no hay motivo para entrar en pánico, repite la parte británica como un mantra. Aun cuando haya un «Brexit» sin acuerdo, la gente podrá seguir disfrutando de su sandwich con beicon y tomate, aseguró el ministro del «Brexit», Dominic Raab. Y la primera ministra Theresa May insiste en que un «Brexit» sin acuerdo «no sería el fin del mundo».

Sin embargo, la incertidumbre y el caos para los ciudadanos y el sector empresarial serían inevitables y tendrían algunas consecuencias absurdas. Por ejemplo, en las cajetillas de cigarrillos en el Reino Unido ya no podrán figurar las chocantes fotos disuasorias sobre los riesgos para la salud debido a que la Comisión Europea tiene los derechos de la propiedad intelectual. Además, la entrega de donaciones de semen podría interrumpirse, ya que casi la mitad de las importaciones británicas proceden de Dinamarca.

Por Christoph Meyer y Verena Schmitt-Roschmann (dpa)