Buenos Aires, 6 ago (dpa) – El Senado definirá el miércoles si convierte en ley el aborto en la Argentina en una histórica votación que será acompañada por una masiva manifestación de agrupaciones feministas en las calles que buscará dar vuelta el escenario de rechazo mayoritario que se anticipa en la Cámara alta.
El proyecto sobre la interrupción voluntaria del embarazo fue aprobado en junio por la Cámara de Diputados y necesita el voto positivo del Senado para convertirse en ley.
Hasta el momento, de los 72 senadores que componen la Cámara alta, 37 anticiparon que votarán en contra de la legalización del aborto, frente a los 31 que dijeron que acompañarán el proyecto.
En caso de que los senadores aprueben cambios en el texto, deberá regresar a la Cámara baja para que éstos sean refrendados. Pero si la mayoría vota en contra del aborto, el proyecto caerá de forma definitiva por este año legislativo y recién podrá volverse a debatir en 2019.
«Nuestros números los da la calle», afirmaron hoy las organizadoras de la Campaña por el Derechos al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, al confiar en que la multitudinaria manifestación del miércoles en la que participarían unos dos millones de personas llevará a los senadores a cambiar de decisión y aprobar la interrupción voluntaria del embarazo.
«Vamos a ser millones porque luchamos por nuestros derechos y por nuestra libertad», declararon las organizadoras del colectivo que reúne a cerca de 500 organizaciones de todo el país.
Anticiparon en tanto que habrá vigilias y «pañuelazos verdes» en numerosos puntos del país y en 40 ciudades del mundo. «Sabemos que el aborto legal va a ser ley en nuestro país y el 8 vamos a festejar», anticiparon las organizadoras de la campaña que lleva ya trece años de lucha bajo el lema de «educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir».
Por el otro lado, los organizadores de la autodenominada campaña antiabortista y a favor de «las dos vidas» también convocaron a una marcha el miércoles al Congreso.
La histórica plaza ubicada frente al Parlamento estará así dividida en dos: de un lado estarán los pañuelos celestes de los opositores al aborto, y por el otro los pañuelos verdes, insignia de las activistas feministas que apoyan el proyecto de ley.
La Iglesia católica llamó en tanto a sus feligreses a celebrar misa en la Catedral Metropolitana y orar mientras el Senado debata el proyecto, como también a salir a las calles a repudiar la iniciativa. Los evangélicos realizaron el sábado una multitudinaria manifestación en el centro de la ciudad de Buenos Aires «por el derecho del niño por nacer y las madres que lo llevan en su vientre».
El debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo fue impulsado por el presidente Mauricio Macri, pese a que personalmente está en contra del proyecto.
La vicepresidenta Gabriela Michetti se pronunció públicamente en contra del proyecto de interrupción voluntario del embarazo y, como presidenta del Senado, podría inclinar la balanza para el lado del rechazo en caso de un empate en la votación.
Más de 770 expertos disertaron ante las comisiones de ambas cámaras del Congreso desde el inicio hace casi cuatro meses del debate sobre el aborto legal, en su mayoría médicos y abogados.
Actualmente, en la Argentina sólo se permite el aborto en caso de violación o riesgo de vida para la madre. Sin embargo, cada año se realizan unos 354.627 abortos, según estimaciones oficiales divulgadas por el ministro de Salud, Adolfo Rubinstein.
La cifra escala a cerca de medio millón de abortos clandestinos anuales, de acuerdo a otros cálculos no oficiales. La interrupción del embarazo es además la principal causa de mortalidad materna.
El ministro de Salud estimó que «casi el 70 por ciento de los abortos es medicamentoso (y el 85 por ciento no sufre complicaciones), el 22 por ciento es instrumentado por profesionales en condiciones clandestinas (el 80 por ciento no tiene complicaciones) y el 9 por ciento es por evacuación uterina informal (de los cuales sólo el 29 por ciento no tiene complicaciones), que es el aborto hecho en condiciones de extrema precariedad».
Por Cecilia Caminos (dpa)
