Washington, 14 jun (dpa) – Las críticas a la administración de Donald Trump no han parado desde que el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, anunció hace poco más de un mes un giro en la aplicación de la ley para separar de sus hijos a los inmigrantes sin papeles que cruzan la frontera desde México.
Organizaciones de derechos civiles y de derechos humanos, el Partido Demócrata, líderes religiosos e incluso las Naciones Unidas han levantado la voz para denunciar esta actuación del Gobierno de Trump, que como admitió John Kelly, el jefe de gabinete del mandatario, se toma como medida de disuasión de la inmigración ilegal.
«Separar a las familias como política no oficial es algo nuevo y malicioso, un acto de la obsesión del presidente Trump con los inmigrantes indocumentados», publicó hoy «The New York Times».
En un duro editorial, el rotativo llamó a los lectores a contactar a los senadores y congresistas de sus distritos en el Capitolio, a unirse a las manifestaciones que había hoy previstas en todo el país en contra de la medida, a donar dinero para pagar a abogados que representen a los niños sin papeles en las cortes migratorias y a registrarse para votar en consecuencia en las elecciones de este año.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, fue duramente cuestionada hoy por varios periodistas en la rueda de prensa diaria a propósito de estas separaciones. «Esta gente no tiene nada, llega sin nada a la frontera y los separan de sus hijos. ¡Vamos, Sarah! Tú tienes hijos», llegó a espetarle un reportero. «Es la ley», respondió ella a por qué el Gobierno está haciéndolo.
En las filas republicanas comienzan a surgir también cuestionamientos. «No queremos que los niños sean separados de sus padres», dijo hoy el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que admitió no sentirse cómodo con lo que está sucediendo. Evitó no obstante apuntar a la Casa Blanca y responsabilizó de ello a un sistema migratorio que debe ser reformado.
En los medios estadounidenses siguen mientras tanto acumulándose las historias de niños separados de sus padres en la frontera entre México y Estados Unidos, donde la mayoría de los inmigrantes que llegan son centroamericanos que huyen de la violencia y la pobreza en sus países.
Entre esas historias está la de una bebé apartada de su madre hondureña mientras ésta la amamantaba. También la de «Casa Padre», unos antiguos grandes almacenes Walmart reconvertidos en albergue de niños indocumentados, donde en torno a un 5 por ciento de los 1.400 que allí se encuentran fueron separados forzosamente de sus padres en base al giro de la Casa Blanca.
Formalmente no ha habido un cambio de política y en ello es en lo que -como hoy hizo Sarah Sanders- se apoya la administración republicana. La ley en vigor indica que los menores hallados en la frontera deben ser tratados como menores no acompañados si sus padres son detenidos y acusados de cargos criminales. Eso significa que quedan entonces bajo custodia del Gobierno hasta que se les asigna un tutor.
El cambio se ha producido en la forma de procesar a los padres sin papeles arrestados. Hasta ahora, los cargos que se les imponían eran civiles por lo general, pero la administración Trump los está procesando por cargos criminales, lo que lleva automáticamente a la separación de sus hijos.
«A quien cruce la frontera ilegalmente, lo procesaremos. Es así de simple», anunció Sessions a principios de mayo. «A quien introduzca ilegalmente a un niño, lo procesaremos y lo separaremos de ese niño como requiere la ley. A quien no le guste esto, que no meta ilegalmente a niños a través de nuestra frontera».
Solo en las dos semanas posteriores a ese anuncio, cerca de 700 niños fueron separados de sus progenitores en la frontera sur, según cifras oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). «La entrada ilegal (en el país) es un crimen», reiteró hoy Sessions ante las críticas. El fiscal general llegó a asegurar que la Biblia justifica moralmente la medida porque supone aplicar la ley.
La separación de familias en la frontera como política disuasoria se aplica abiertamente desde mayo, pero ha estado sobre la mesa desde el inicio de la presidencia de Trump, según documentos y memorandos que se filtraron en este tiempo a medios del país.
Una investigación de «The New York Times» publicada en abril cifró en más de 700 niños los que fueron separados de sus padres desde octubre de 2017 hasta entonces. Entre ellos había más de un centenar de menos de cuatro años de edad. Además, Amnistía Internacional ha documentado la separación forzosa de familias de peticionarios de asilo, incluso cuando estos han presentado pruebas de su parentesco y de la persecución de la que huyen.
Por Sara Barderas (dpa)