La presa Hidroituango, la amenaza de una tragedia en Colombia

Bogotá, 23 may (dpa) – Faltaban pocos meses para que empezara a funcionar la primera turbina de la central hidroeléctrica que se construye en Antioquia, en el noreste de Colombia, cuando se atravesó un falla geológica que provocó un derrumbe. Ahora la represa está a punto de desbordarse, amenazando a miles de personas que habitan en la ribera del río Cauca.

El gigante de piedra que se construye es de vasta magnitud, con capacidad para contener 2.720 millones de metros cúbicos de agua.

Estaba previsto que la planta empezase a generar 300 megavatios de energía en diciembre próximo, con la puesta en marcha de la primera de ocho turbinas. El plan era que paulatinamente se fueran integrando las demás hasta que en 2020 la central funcionase a pleno rendimiento, brindando 2.400 megavatios.

Con la obra, Colombia se garantizaba energía eléctrica para los próximos 10 ó 15 años por un costo de 5.508 millones de dólares, el coste previsto de la enorme central ubicada cerca del municipio de Ituango, a poco más de 100 kilómetros al norte de Medellín.

Pero el proyecto se vio truncado el pasado 28 de abril, cuando una falla geológica ocasionó un derrumbe y una inundación en un sector de la construcción.

El derrumbe tapó dos túneles de evacuación y, a pesar de que los técnicos lograron abrirse paso por uno de ellos, el otro siguió sellado e inundado. El 9 de mayo Empresas Públicas de Medellín (EPM), la constructora responsable, anunció que dejaría correr el agua por la casa de máquinas de la futura central para descongestionar el caudal y avanzar en el trabajo de destaponar el paso aún obstruido.

Para Oswaldo Ordóñez, profesor del departamento de Geociencias de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, la evacuación del agua represada puede tomar alrededor de un mes. El agua seguirá corriendo por el cuarto de máquinas, valorado en 150 millones de dólares.

“Es una pérdida brutal, pues el diagnóstico, la planeación y la ejecución de los correctivos tardarían un tiempo no determinado”, expresó Ordóñez.

El sábado 12 de mayo el caudal del río Cauca se triplicó por el destaponamiento abrupto de unos de los túneles obstruidos. El agua salió con mucha fuerza e inundó parte de Puerto Valdivia, una población ubicada a 37 kilómetros del proyecto Hidroituango.

Las aguas inundaron dos barrios y derribaron tres puentes peatonales, por lo que 600 personas fueron evacuadas y llevadas a albergues temporales.

La situación prendió las alarmas y dos días más tarde el Gobierno decretó el estado de emergencia, acompañado de la orden de evacuación de 12 municipios cercanos a las faldas del río.

“Unas 25.000 personas han sido evacuadas de la zona. No ha habido una sola persona muerta, no ha habido una sola persona desaparecida”, dijo el presidente, Juan Manuel Santos, este martes al visitar Hidroituango.

Una de las evacuadas fue Isabel, una mujer de 75 años que en el día va a su casa y en la noche duerme en el albergue. “No tengo tanto temor como dolor de que me tenga que ir de Puerto Valdivia. Amo la gente y a este pueblo”, dijo al diario “El Colombiano”.

Según el gobernador de Antioquia, Luis Pérez, una avalancha podría ocasionar una ola de 26 metros de altura. “Un caudal que se pueda salir puede alcanzar hasta 250.000 metros cúbicos por segundo (…) Eso no se ha visto nunca en la historia de Colombia”.

Estas declaraciones concuerdan con el diagnóstico del consultor en infraestructura José Hilario López, quien dijo en entrevista con Caracol Radio que si colapsa Hidroituango, sería “la segunda mayor catástrofe de la ingeniería en el mundo en toda la historia, después del accidente nuclear de Chernóbil, en 1986 en Ucrania”.

A esto se suma el clamor y el descontento de los agricultores y pescadores de la región, que han reportado millonarias pérdidas a causa de la emergencia, pues han tenido que abandonar sus tierras e instalarse en los albergues, a la espera de que las aguas no les arrebaten todo lo que tienen.

En 2012, dos años después de iniciada la construcción, la organización ambientalista Ríos Vivos había advertido a EPM del error de construir la represa en una zona de alto riesgo. Pero “ellos no quisieron escuchar”, dijo este martes la vocera, Isabel Cristina Zuleta.

Las cuentas ahora no están claras, pues EPM ha preferido no referirse a cuánto dinero puede costar y cuánto tiempo podría retrasarse la entrega de la represa.

Por Giuseppe Palacino (dpa)