Cannes, 11 may (dpa) – Puede que Jean Luc Godard tenga 87 años, pero su cine no pierde ni un milímetro de radicalidad, tal como dejó demostrado hoy el director franco suizo con «Le livre d’image», la película con la que vuelve a competir por la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
«Le livre d’image» es un mosaico de escenas y diálogos de películas, de pinturas e imágenes reales que se entrelazan de forma aprentemente inconexa con textos de grandes escritores o lo que también podrían ser reflexiones del realizador.
Se aborda la condición humana, la ley o la política y se pueden escuchar frases tan provocadoras, siempre en el estilo de Godard, como «El terrorismo es considerado como una de las bellas artes», «la sociedad está basada en un crimen común» o reflexiones del tipo: «Si los que mandan aumentaran su conocimiento y los que obedecen sintieran placer en ello sería el hombre más feliz del mundo».
No obstante, el más veterano de los realizadores a concurso y uno de los impulsores de la Nouvelle Vague («À bout de souffle»), concluye su singular propuesta cinematográfica asegurando que la experanza es una utopía necesaria.
La película fue aplaudida por los incondicionales del realizador y ahora la expectación reside en poder conversar con él si realmente decide este sábado conectarse con el certamen francés tal como está previsto a través de Facetime, una herramienta de los celulares iPhone.
Godard, toda una institución en el cine mundial, es uno de los pocos directores que puede permitirse no acudir a Cannes. Se da por descontado que todo director que presenta película en la sección oficial del certamen francés acude hasta esta ciudad a orillas del Mediterráneo para defenderla. Tan sólo a Terrence Malick se le permite que rehuya a la prensa, aunque el realizador suele acudir de forma anónima.
En 2014, la última vez que Godard estuvo en competición, se había comprometido a presentar su película en 3D «Adieu au langage», pero llegada la hora de la verdad, sólo envió un video. Aquel año fue la primera vez que el realizador, que había competido en cinco ocasiones antes, recibió una distinción de Cannes: el Premio del Jurado. Y fue un galardón compartido con el joven director canadiense Xavier Dolan («Mommy»).
«No soy el que ustedes creen que soy aún», dijo entonces en el mensaje enviado el cineasta, que viajó a Cannes por primera vez como actor de la película de Agnès Varda «Cleo de 5 a 7». Era 1962.
Por María Luz Climent Mascarell (dpa)