Ciudad de Guatemala, 1 abr (dpa) – A pesar de cargar con la responsabilidad de las atrocidades cometidas por los militares en Guatemala durante su Gobierno de facto (1982-1983), el ex dictador José Efraín Ríos Montt murió sin condena, mientras aún se desarrollaba un juicio especial por genocidio en su contra.
Durante su dictadura, el Ejército de Guatemala endureció la estrategia contrainsurgente de «tierra arrasada» en el campo, que tenía como fin acabar con la guerrilla. Sin embargo, las víctimas fueron en su gran mayoría civiles: mujeres, niños, ancianos y hombres desposeídos a quienes se consideraba colaboradores de la insurgencia.
Si bien en 2013 fue sentenciado a 80 años de cárcel por la matanza de 1.071 indígenas de la etnia maya ixil en el departamento de Quiché (norte) en 1982, en el marco del conflicto armado que dejó al menos 250.000 muertos y desaparecidos según la ONU, la condena fue anulada diez días después por la Corte de Constitucionalidad (CC) por supuestos errores en el proceso.
Durante el juicio, a cargo del Tribunal de Alto Riesgo A, Ríos Montt negó los cargos. «Estamos totalmente convencidos de su intención de destruir y exterminar a la etnia ixil», dijo sin embargo la presidenta de la sala, Jazmín Barrios, durante la audiencia final.
Por acciones de la defensa, el nuevo juicio no pudo reanudarse sino hasta 2016. Los abogados del ex dictador consiguieron, entretanto, demostrar en 2015 que padecía de «demencia senil mixta». Debido a esta condición del ex jefe militar, el tribunal a cargo del nuevo juicio, el de Mayor Riesgo B, admitió que éste se desarrollara bajo medidas especiales, lo que evitó que Ríos Montt acudiera a las audiencias y fuera representado por sus abogados.
Según dijeron sus familiares a la prensa, «falleció en su hogar, con el amor de su familia», en su residencia en un exclusivo sector de la capital, donde guardaba prisión domiciliar.
Tuvieron que pasar muchos años hasta que Ríos Montt, quien había gobernado Guatemala con mano de hierro, se sentara en el banquillo de los acusados. La acción legal recién fue viable en 2012, cuando no logró la reelección como diputado del partido que surgió en torno a su carismática figura, el Frente Republicano Guatemalteco (FRG), ahora desaparecido.
Ríos Montt ocupaba un escaño en el Congreso desde 1996, año en que se firmó la paz en Guatemala tras 36 años de lucha armada. Lo hizo junto a su hija Zury Ríos, quien fue candidata presidencial en 2015 y se apresta a volver a serlo en 2019. Como diputado del Congreso Nacional había gozado, hasta ese entonces, del privilegio de inmunidad ante la ley.
El mismo ex dictador había intentado dos veces en vano llegar a la presidencia de Guatemala en los años 90 de la mano del FRG, pero el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no avaló la inscripción de su candidatura en base a una prohibición constitucional por haber ejercido el cargo de jefe de un Gobierno de facto.
Sin embargo, tras cambiar de estrategia, el FRG consiguió triunfar en las elecciones presidenciales de 1999 bajo el liderazgo aglutinador de Ríos Montt y con el economista Alfonso Portillo (2000-2004) como candidato.
De todas formas, los intentos de Ríos Montt, uno de los principales protagonistas de la historia política reciente de Guatemala, se remontan a muchos años antes: en 1973 había sido ya candidato presidencial del también desaparecido partido Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG).
En ese proceso resultó derrotado por el también general Kjell Eugenio Lauguerud García (1974-1978), aunque la DCG alegó fraude. Ríos Montt fue nombrado por la administración Lauguerud como agregado militar en la embajada guatemalteca en España.
Con esos antecedentes, el 23 de marzo de 1982 fue llamado por oficiales jóvenes que encabezaron el golpe de Estado contra el gobierno del también general Romeo Lucas (1978-1982) para integrar un triunvirato provisional, pero poco después Ríos Montt se proclamó como jefe de Estado.
Gobernó hasta el 8 de agosto de 1983, cuando fue depuesto mediante otro golpe de Estado encabezado por el general Óscar Mejía Víctores, quien gobernó el país hasta enero de 1986, cuando se instauró la democracia.
Por Patricia Castillo (dpa)
