Hay muchas razones para mantener una boca y dientes saludables: lucir una bonita sonrisa, masticar sin dolor, evitar los dolores de dientes, muelas y la incomodidad.
Un cepillado correcto, el uso de hilo dental y el enjuague, son los principios básicos para una boca saludable, pero son solo el comienzo. Una boca sana requiere algo más que poner la pasta de dientes en el cepillo.
Afortunadamente, mantener unos dientes fuertes y saludables desde la niñez hasta la vejez es fácil. Estos son algunos consejos para cuidar tu salud dental.
Es importante comenzar con una rutina de limpieza bucal a temprana edad. A pesar de los grandes avances en la prevención de caries, uno de cada cuatro niños pequeños desarrolla caries antes de comenzar la escuela. Por eso, la limpieza dental debería comenzar tan pronto como aparece el primer diente de un niño, generalmente alrededor de los seis meses.
A esa edad, los dientes se pueden limpiar con un paño limpio y húmedo, o con un cepillo muy suave. Alrededor de los 2 años, los niños se pueden cepillar por sí mismos, pero siempre con supervisión de un adulto.
El mayor avance en la salud oral ha sido el flúor, que ayuda a eliminar los microorganismos que pueden provocar la caries, y proporciona una barrera protectora para tus dientes.
Muchas pastas dentales y enjuagues bucales contienen flúor, pero cuidado, el flúor debe usarse con moderación en niños pequeños, no más que un toque del tamaño de un guisante en el cepillo de dientes. Demasiado puede causar manchas blancas en los dientes.
Para mantener la salud bucal, hay que cepillarse después de cada comida, y usar hilo dental a diario. La enfermedad de las encías y la caries siguen siendo grandes problemas, y no únicamente para las personas mayores.
Pero además de la asiduidad, es importante saber cómo hacerlo. Sostén el cepillo de dientes en un ángulo de 45 grados, apuntando hacia la línea de las encías, y haz movimientos suaves, cortos y circulares.
Cepilla cada diente de 10 a 15 veces suavemente. Un cepillado excesivamente agresivo puede dañar los dientes y erosionar la línea de las encías.
Y no te olvides de que la placa también puede acumularse en tu lengua. Esto no solo puede causar mal aliento, sino que también puede provocar otros problemas de salud. Cepíllate la lengua cada vez que te cepilles los dientes.
Usar hilo dental ayuda a mantener los dientes y las encías más saludables. Pero al igual que el cepillado, hay que hacerlo correctamente para evitar causar fricción y dañar la línea de las encías.
Enrolla un trozo de hilo dental alrededor de los dedos índice, y utiliza los pulgares para introducir el hilo por cada diente. Mantén el hilo apretado contra el diente para romper la placa y dejar las encías limpias.
Y por último, el enjuague bucal. Este paso ayuda a reducir la cantidad de ácido en la boca, limpiar las áreas difíciles de cepillar, y remineralizar los dientes.
Junto con estos consejos básicos, recuerda que:
-Hay que cambiar el cepillo de dientes 3-4 veces al año, y los cabezales cada 3 meses. Reemplázalo cuando notes las cerdas dobladas.
-Las personas con aparatos dentales pueden necesitar un cepillo de dientes especial, junto con otras herramientas de higiene bucal para lavarse correctamente los dientes.
-Las personas mayores pueden tener problemas para sostener un cepillo de dientes o usar hilo dental, por lo que les resultará más fácil usar un cepillo de dientes eléctrico que haga todo el trabajo por ellos.
Además de todas estas acciones, para mantener una boca sana es necesario evitar el azúcar, uno de los principales culpables de la caries dental. El azúcar alimenta las bacterias y la acidez en la boca, favoreciendo la formación de placa y sarro, y retrayendo el esmalte y las encías.
Para evitar las caries, intenta reducir el azúcar y cepíllate los dientes junto con el hilo dental después de cada comida azucarada.
Otro de los factores que afectan a la buena salud de tu boca es el tabaco. La nicotina y el alquitrán de los cigarrillos no solo hacen que los dientes adquieran un tono amarillento desagradable, sino que retraen las encías.
Fumar crea un ambiente propicio para las bacterias y la placa de los dientes y la línea de las encías. Esto daña el tejido, degrada el hueso que sostiene los dientes, y aumenta el riesgo de pérdida dental. Peor aún, los productos químicos del tabaco pueden provocar cáncer en la boca.
Si eres de los que solo van al dentista cuando les duele un diente, estás actuando de manera irresponsable. Acude a tu dentista, por lo menos, dos veces al año; así podrás detectar problemas dentales, como caries, enfermedades de las encías, traumatismos o cáncer en una etapa temprana, cuando aún se pueden tratar.