Hace 5 años, llegó a España procedente de Estados Unidos la enésima moda alimenticia: la dieta Detox. De la mano de numerosas actrices y celebridades del papel cauché, los batidos de verduras y frutas vivieron una auténtica eclosión. Junto con ellos, las ventas de verduras, frutas y, por supuesto, las licuadoras.
Recientemente, y también con origen en Estados Unidos, se ha hecho muy popular una nueva modalidad de bebidas: los zumos exprimidos con licuadoras de prensado en frío. Según diversos técnicos, la diferencia con las licuadoras de centrifugado reside en que no procesa los alimentos extrayendo los azúcares sino las vitaminas. De ahí que la comparativa de licuadoras con sistemas de prensado en frío se haya multiplicado en Amazon y en tiendas físicas.
En Estados Unidos, la industria de manufactura de licuadoras alcanza un volumen de negocio superior a los 2 millones de euros al año. Si con la implantación de la moda de las dietas detox sus ventas se dispararon, la nueva tendencia en producción de zumo está elevando exponencialmente la demanda tanto entre particulares como en negocios.
Y es que el sistema de prensado en frío de las frutas y verduras ha alcanzado una distribución masiva: grandes cadenas de supermercados ecológicos ya disponen de estos preparados, e incluso multinacionales de la restauración disponen de líneas de negocio en este sentido, supliendo una demanda creciente.
De nuevo, el patrón se ha cumplido. Los zumos de prensado en frío se han hecho populares entre las famosas; las revistas se han hecho eco; los actores han publicado selfies en sus redes, y la tendencia ha despegado. ¿Qué hay detrás? ¿Se trata de una nueva moda alimentaria de dudosa veracidad o tiene fundamentos?
Hemos planteado estas preguntas a diversos nutricionistas, defensores de este sistema de extracción de zumos y consumidores. Todos coinciden en una idea: nunca pueden ser un sustituto de la ingesta de frutas y verduras, pero sí un apoyo cuando no se consumen en cantidades suficientes.
Zumos naturales, ¿de verdad?
Los nutricionistas destacan que si bien no hay estudios científicos que demuestren que una u otra dieta es mejor y más efectiva que el resto, sí que destacan que en el caso del sistema de extracción del jugo mediante prensado en frío, el resultado presenta menos azúcares -algo de lo que se congratulan, habida cuenta del falso mito de que consumir zumos es más sano que tomar fruta sólida-, y en consecuencia, guardan más vitaminas.
En este sentido, los fabricantes de licuadoras especializadas en el prensado en frío de los zumos resaltan que esto se debe a la utilización del frío como garante, a diferencia de las licuadoras de centrifugado que someten al alimento a altas temperaturas, matando con ello parte de las vitaminas naturales del alimento.
Según explican, las licuadoras convencionales trabajan por corte y centrifugado de la pulpa de la pieza. Este roce, provoca un calentamiento en la fruta y sobrelleva a la evaporación de la vitamina C. Este nuevo sistema de tratamiento de los alimentos implica la creación de una pasta con la pulpa de la pieza y su posterior prensado.
El resultado es un zumo de menor volumen, pero con mejor aspecto y sobre todo con un sabor menos dulce y más delicado. Este tipo de zumos eliminan la oxidación a los pocos minutos de su procesado, habitual en otros sistemas, por lo que el jugo mantiene intactas sus propiedades durante más tiempo. Los nutricionistas calculan unos 20 minutos entre que el zumo parece como recién exprimido y los primeros síntomas de oxidación.
Los productores y defensores de este proceso de extracción de líquidos de las piezas de fruta y verduras calculan un tiempo de entre 30 y 40 minutos. Hecha la prueba, podemos constatar que en las condiciones de ambiente habituales en Oviedo, el tiempo máximo ha sido de 25 minutos.
Preguntados diversos consumidores, unos habituales y otros nuevos, los resultados han sido los que siguen: en todos los casos, se destaca una textura más suave en los zumos exprimidos con licuadoras de prensado en frío frente a los zumos tradicionales, resaltando una mayor presencia de pulpa pero menos dulce y sabrosa. Entre los consumidores no habituales, destacan que su sabor es más natural, si bien la mayor densidad les resta atractivo de consumo.