Los últimos trabajos de excavación arqueológica en San Salvador de Cornellana, llevados a cabo en la cocina y la despensa del monasterio, permitirán «revelar aspectos de la economía doméstica de los monjes».
Así lo ha explicado este miércoles la directora general de Patrimonio Cultural, Otilia Requejo, durante la visita que ha realizado al cenobio y en la que ha dado a conocer los resultados de estas labores.
Los trabajos, promovidos por la viceconsejería de Cultura y Deporte a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural, se realizaron en los meses de junio y julio y fueron dirigidos por el arqueólogo Alejandro García Álvarez-Busto.
Requejo ha explicado que, además de los espacios arquitectónicos más conocidos y estudiados de un monasterio, como el templo, la sala capitular o el refectorio, «existen una serie de dependencias, como la cocina, la bodega o la despensa que, aunque de menor entidad arquitectónica, resultan sumamente valiosas para informarnos de cómo eran las condiciones de vida de los monjes y sus criados».
Los responsables de estos trabajos arqueológicos han señalado que frente al caso común de otros monasterios donde las cocinas se han conservado peor, en el cenobio salense se conservan los vestigios arqueológicos de la cocina y de la despensa «tal y como fueron reformadas en el siglo XVIII». De esta manera, un adecuado análisis científico permitirá obtener información acerca de «cómo era la economía doméstica del monasterio en aquella época».
En la cocina se han identificado la pila de agua corriente, las cañerías de barro por las que se conducía el agua, los fogones donde se cocinaba y el pasaplatos por el que se introducían las escudillas con la comida en el refectorio. Los expertos han considerado el muestreo de los residuos conservados en el suelo empedrado de la cocina lo «más interesante» de los trabajos, ya que permitirán «obtener una idea de cómo faenaban los monjes y criados en la cocina».
En la despensa, por su parte, se ha identificado un podio en el que se encuentran encajadas varias tinajas de diferentes tamaños. En una de las paredes de la despensa se conservan, además, unas cartelas pintadas justo por encima de las tinajas y en las que se indica la capacidad de almacenamiento en arrobas, unos restos que los arqueólogos consideran «especialmente relevantes».
Otilia Requejo ha recordado, finalmente, que los diferentes materiales arqueológicos recuperados en el transcurso de las excavaciones (cerámicas, herramientas y objetos suntuarios) están siendo estudiados. «En cuestión de semanas esperamos contar con resultados de los análisis de laboratorio efectuados por la Universidad de Oviedo», ha explicado.