El Gobierno de Irak ha paralizado el asalto final sobre la ciudad de Faluya, tomada por el grupo terrorista Estado Islámico, para tratar de «proteger a los civiles», después de que agencias y organizaciones internacionales alertasen de que hay decenas de miles de personas atrapadas por el fuego cruzado.
El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, ha confirmado este miércoles la paralización, dos días después de que las tropas de élite lograsen infiltrarse en zonas del sur de Faluya. La ciudad, situada a apenas 50 kilómetros de Bagdad, cayó en manos de Estado Islámico en enero de 2014.
«Habría sido posible terminar la batalla rápidamente si proteger a los civiles no estuviese en nuestras prioridades», ha argumentado Al Abadi ante comandante militares cerca de la línea del frente, en un discurso transmitido también por la televisión estatal.
A pesar de este ‘impasse’, el primer ministro da por seguro el triunfo: «Gracias a Dios, nuestras unidades están a las afueras de Faluya y la victoria, a nuestro alcance». Este miércoles han seguido registrándose explosiones y tiroteos, según un periodista de la agencia Reuters.
La ONU ha cifrado en 50.000 los civiles que siguen en el interior de Faluya, de donde prácticamente es imposible salir. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha alertado este miércoles del «peligro extremo y creciente» al que se estarían enfrentando al menos 20.000 niños.
La ofensiva, anunciada por primera vez hace diez días, cuenta con el apoyo desde el aire de la coalición que lidera Estados Unidos, así como de milicias chiíes afines al Ejecutivo central. Sin embargo, estos últimos grupos han evitado sumarse al asalto final para no reavivar las tensiones sectarias.