Madrid, 27 ene (EFE).- El flamenco es «un gran reclamo electoral», según el sociólogo Francisco Aix Gracia, autor de «Flamenco y poder. Un estudio desde la sociología del arte», en el que trata de «despejar la ecuación del arte en relación a la sociedad».
Con el estudio, fruto de su tesis doctoral (2010) y basado en la metodología del sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002), Aix Gracia descubre que «a pesar de que se dice que la música es la más espiritual de las artes, cuando te acercas ves que está fuertemente determinada por la economía y la política», explica en declaraciones a EFE.
Por un lado, la economía sujeta al flamenco «a las reglas del mercado», reconoce Aix, y por otro, desde la política existe «un interés por granjearse el favor de la gente a través de las músicas populares».
Para Aix Gracia, «el flamenco es un gran reclamo electoral porque en ausencia de la capacidad de los políticos de hacer política, lo que hacen es gestionar la cultura, hacer populismo a través de la cultura», explica el sociólogo.
Un ejemplo de ello, dice, es la declaración del Flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco (Nairobi, 2010), que «solo ha servido» como «logro político», y no ha supuesto una gestión diferente, o la modificación del Estatuto de Autonomía de Andalucía, que describe como «una cortina de humo» que despejó la atención sobre otros temas.
Para Aix Gracia, este estatuto «era una oportunidad muy importante para tratar grandes conflictos, y, sin embargo, se lanzó una cortina de humo a través del flamenco».
Al autor del libro, que edita la Fundación de la Sociedad General de Autores (SGAE), le parece una «barbaridad» el artículo que convirtió a la Junta de Andalucía en «gestora exclusiva del flamenco».
El flamenco, recalca, nació como género artístico en mitad del siglo XIX, y aunque «ya entonces había algunos intentos de instrumentalización política», no sería hasta principios del siglo XX, «cuando es utilizado por la oligarquía sevillana para darse autobombo».
Poco después, en la época franquista, se empieza a forjar una imagen internacional del flamenco, lo que se conoce como «la España de pandereta, una España folclórica, amable, que después se condujo con el «Spain is different», menos folclórico, y más turistizado».
Se ha llegado a una «sobrevaloración institucional» del flamenco que «asfixia al mercado» y provoca la desaparición de muchos artistas que se dejaron «mimar y sobrealimentar» por el Estado, según Aix Gracia.
Se ha cuidado mucho «a los pura sangre, a los artistas de primera fila», critica Aix Gracia, y «a los pequeños no», pero, admite, el gran apoyo institucional ha hecho un trabajo de embajador que «le ha dado una repercusión pública al flamenco a nivel internacional».