Madrid, 17 ene (EFE).- Estudió en Nueva York y en Los Ángeles, la «cuna» de su admirado Indiana Jones, pero José Luis García Pérez, Don Juan en la versión del clásico que dirige para el CNTC Blanca del Portillo, con todas las entradas agotadas, prefiere ser «cabeza de ratón» en España que «cola de león en Estados Unidos».
El actor (Sevilla, 1972) no puede estar más satisfecho con la acogida que está teniendo este montaje sobre la obra de Zorilla, que se estrenó en Valladolid, se programó en Sevilla y desde el pasado viernes está en la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), siempre con el mismo resultado: «Arrasa».
«En Madrid -donde estará hasta el 15 de febrero- no quedaba a los días de estrenarse ni una entrada. Es impresionante la reacción del público. Unos nos dicen que a los 10 minutos ya se han olvidado de que es ‘Don Juan’ y otros, sobre todo mujeres y jóvenes, que se sienten muy identificados con lo que ven», explica en una entrevista con Efe.
Portillo le quita a «Juan», así, sin «Don», porque «no se lo merece», «pluma, espada y capa», «polvo y barnices», para mostrar que el «presunto héroe», «el modelo de romanticismo», no es otra cosa que un criminal, «un violador y un psicópata», sin empatía «por nada ni por nadie».
¿Por qué, entonces, resulta tan atractivo para sus víctimas». «Porque nos gustan los malotes, pero queríamos huir de eso. Juan no quiere seducir, sino pasar por encima de la gente. Lo que hace es mentir para conseguir sus propósitos. Solo destruye, no es un rebelde con causa», recalca.
Una de las escenas más impactantes de esta versión es la «del no sofá» porque Don Juan recita aquello de «¿no es verdad ángel de amor que en aquella apartada orilla…?», siempre interpretada con el seductor y la novicia sentados en un diván cara a cara, al tiempo que se lava en una palangana «los bajos» y le dice a distancia los versos.
«Viene de violar a Ana Pantoja, la que se va a casar con Luis Mejías, y ya tiene la primera parte de la apuesta con él ganada. Ahora, antes de tirarse a la novicia, se lava, dejando así claro lo mucho que le importa la una y la otra», describe.
Lo que le ocurre a Doña Inés -Ariana Martínez- es que es «una niña que se emboba» y su ingenuidad «encienda una llamita, una pequeña luz en Juan», que también tiene «sus contradicciones» y está esperando «a que alguien le pare en su carrera criminal».
La explicación «a tanto mal», dice, proviene de que su padre es un maltratador y el, «sigue la carrera paterna y quiere superarle, estar por encima».
«Don Juan, al final, sopla la llamita en vez de avivarla porque le da pánico enfrentarse a esa vida nunca tendrá. Es como una especie de Cuento de Navidad. Por eso, el escupitajo que Doña Inés le lanza», describe.
Aunque se ha dicho que para este enfoque hubiera sido «mejor» el texto de «El burlador de Sevilla» que el «Don Juan Tenorio», García Pérez tiene claro que «allí, en el texto de Tirso de Molina, no se salva y todo eso ya está contado. Lo interesante era no salvarle aquí».
Para el actor, lo más notable del montaje de Portillo es el tratamiento que le da a los «fantasmas»: «No son otra cosa que las imágenes mentales que le torturan; no hay espíritus ni Dios. Su cabeza es la que va a acercando a la muerte, a la que, como el cobarde que es, le tiene mucho miedo».
A pesar de lo violento de la propuesta, García Pérez se sube al escenario «muy equilibrado y con la contención precisa, porque el exceso de energía emborrona y apabulla. Hay que saber vaciarse», advierte.
El actor, tan dedicado al teatro como a la televisión y al cine, acaba de terminar el rodaje de «Lejos del Mar», de Imanol Uribe, con Eduard Fernández y Elena Anaya, en el que hace un protagonista «totalmente opuesto al Tenorio».
Prepara un personaje para una serie de Diagonal TV «requetemítico» y «requetehistórico», «que dará mucho que hablar» y seguirá de gira -Bilbao, Zaragoza, Pamplona y Málaga, entre otras ciudades- con «Don Juan» hasta julio.
Entonces espera tener tiempo para su otra pasión, «el deporte de riesgo», de barranquismo a submarinismo: «Soy historiador y si no fuera actor, sería arqueólogo, de aventura en aventura, como Indiana Jones, el personaje con el que más me identifico», confiesa.
Concha Barrigós.