Luxemburgo, 14 oct (EFE).- Francia y Alemania han decidido aliarse con la creación de un grupo de trabajo conjunto para definir un sistema que impulse la inversión en la Unión Europea (UE) y definir las prioridades de financiación, informó hoy el ministro galo de Finanzas, Michel Sapin.
En el grupo franco-alemán participarán los titulares de Economía de ambos países, el galo Emmanuele Macron y el alemán Sigmar Gabriel, y los responsables de Finanzas, el propio Sapin y su homólogo Wolfgang Schäuble, y se reunirá el próximo día 20 en Berlín.
Sapin recalcó que, en el apartado de la inversión, se trata de encontrar «disposiciones que sean rápidas, prácticas, con capacidad de ser puestas en marcha», de manera que se buscará «identificar los buenos proyectos» a financiar.
«Resolveremos todos los problemas de financiación después», indicó el ministro francés.
Sapin participó hoy junto a Schäuble en el encuentro de ministros de Finanzas de la Unión Europea (Ecofin), en el que se planteó la preocupación que reina entre los Veintiocho por la escasez de inversión y la necesidad de tomar medidas para impulsarla.
Los ministros fueron informados de los trabajos que mantienen la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones (BEI), junto con los países, para identificar acciones concretas para facilitar las inversiones y detectar barreras relacionadas, tras lo que prevé presentar un primer informe en diciembre.
Además, el presidente electo de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha anunciado que lanzará un plan de inversiones de 300.000 millones de euros en los primeros tres meses de su mandato, que sin embargo tiene que ser aún definido.
En este contexto se enmarca la iniciativa franco-alemana, un trabajo que busca, según añadió: «Aportar nuestra contribución, nuestro grano de arena, al trabajo emprendido en el BEI».
El ministro francés recalcó que la cuestión de la inversión es «extremadamente decisiva» y no puede ser «una palabra que todo el mundo repite (…). «No queremos una palabra que se lleve el viento, queremos disposiciones», dijo.
«Hace falta que no sea solo una cuestión de procedimiento, que sea una cuestión que nos permita de manera rápida lograr un resultado en los proyectos en nuestros países», dijo.
Sapin recalcó que el riesgo es que las discusiones sobre inversión y las medidas que se planteen «tengan efectos en 2017 o más allá», y tienen «necesidad de efectos favorables al crecimiento desde 2015 y 2016» para tratar de sacar a Europa de la ralentización y la baja inflación que sufre, una situación que si se prolonga «será peligrosas para el conjunto de los países», opinó.
Respecto a de dónde provendrán los fondos para estas inversiones, Sapin insistió en que primero se deben identificar las prioridades y luego se abordará el origen de la financiación, y añadió que el aumento del capital del BEI es «una de las soluciones que se han planteado, pero no es la única».
Preguntado por si las inversiones públicas que los países lleven a cabo en este contexto de impulso al crecimiento deberían quedar al margen del cálculo del déficit público de los mismos, Sapin dijo «no querer entrar ahí», aunque recalcó que es necesario reflexionar sobre cómo evitar que las dificultades presupuestarias impidan a los países emprender estas inversiones.
«La verdadera dificultad», para Sapin, es que si un país obtiene fondos europeos para cofinanciar un proyecto y debe por tanto aportar su «contribución», si le resulta «difícil ponerla en marcha», se va a «bloquear todo el dispositivo. Es ahí que hay que reflexionar», dijo.