Berlín, 11 oct (dpa) – «El milagro alemán llega a su fin», «Alemania desata la preocupación» o «Ahorro a cualquier precio» son sólo algunos de los titulares que se pueden leer estos días en la prensa alemana. Y todos parecen haber encontrado un enemigo común: el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.
«El viejo cascarrabias», como no dudan en calificarlo algunos en el entorno internacional, hace oídos sordos a los economistas que reclaman una mayor inversión en Alemania, ya sea la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, o el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.
Da igual lo renombrados y prestigiosos que sean los economistas que reclaman un cambio en la política económica de Alemania, porque Schäuble tiene un objetivo claro: lograr los primeros presupuestos equilibrados desde hace cuatro décadas.
«No me dedico desde la mañana hasta la noche a intentar satisfacer a alguien en el mundo», se limitó a contestar esta semana al ser preguntado en Washington por las críticas de Lagarde y de Draghi de invertir más en infraestructuras para fomentar la coyuntura económica.
Con su política económica centrada en reducir el déficit a toda costa, el diario británico «Financial Times», no dudó en calificar al gobierno de Angela Merkel como el «Tea Party de Europa».
Sin embargo, las críticas no consiguen minar la seguridad del titular de las finanzas alemanas, que cuenta con el respaldo del presidente del Bundesbank (banco central alemán), Jens Weidmann.
Después de décadas gastando más de lo que ingresaba, el gobierno alemán quiere dar un giro. «Quien consiga romper por primera vez esta espiral se ganará un lugar en la historia de Alemania», escribió hoy en una columna de opinión el diario alemán «Die Welt». «Schäuble se convertiría en una especie de héroe. No es ninguna sorpresa que el ministro no quiera cejar en este objetivo», agregó.
La pregunta que surge ahora es si es éste el objetivo correcto sobre el que debe concentrarse Alemania a pesar de que con ello se pueda empeorar más el entorno económico.
Los malos datos económicos comienzan a acumularse en Alemania. La locomotora pierde fuelle. La tensiones internacionales en Irak, Siria y Ucrania han pasado factura ya a la confianza del consumidor alemán. La gente duda de poder conservar sus empleos y controla sus gastos.
Asimismo, las exportaciones germanas cayeron en agosto un 5,8 por ciento respecto al mes anterior, la caída más fuerte desde principios de 2009, cuando el comercio exterior sufrió los estragos de la crisis económica mundial.
Estos datos llevaron a los principales institutos económicos de Alemania a rebajar esta semana drásticamente sus pronósticos de crecimiento para este año y el siguiente: un 1,3 por ciento en 2014 y un 1,2 por ciento en 2015.
«Si se combina la deflación con el estancamiento de la economía, las consecuencias para el país son difícilmente previsibles. El desempleo continuará bajo un tiempo, pero después comenzará a aumentar de manera rápida y continua», alertó el diario alemán «Süddeutsche Zeitung» en un artículo titulado «El milagro alemán ha llegado a su fin».
«Estamos muy preocupados por el enfriamiento de la economía alemana», reconoció Mahmood Pradhan, experto en Europa del FMI. ¿Quién puede sacar a Europa de la crisis si Alemania cae? El miedo en el mundo financiero crece y las bajas inversiones limitan el rendimiento de la economía, mientras la recesión se cierne sobre Europa.
El gobierno alemán se afana en transmitir serenidad. Merkel aseguró que están «preparados» para emprender las medidas necesarias para reactivar la economía y por primera vez habló de «inversiones adicionales» en ámbitos como el digital o el de las energías renovables, entre otros.
«No hay crisis alguna», se comenta en los círculos cercanos al gobierno de Berlín, que no dudan en calificar la discusión de «histérica». «Seguimos siendo la locomotora de la coyuntura económica en la Eurozona», afirma Schäuble.
«Quien crea que con un par de miles de millones de euros en inversiones adicionales se consigue mantener el curso de la economía, sobrevalora las posibilidades del Estado e infravalora el significado de las señales. Las inversiones no tienen efecto de la noche a la mañana», escribió hoy en un editorial el rotativo conservador «Frankfurter Allgemeine Zeitung» en defensa de la política de «cero» nuevo endeudamiento.
El próximo martes el gobierno alemán dará a conocer su pronóstico de crecimiento para este año, donde se espera una corrección a la baja de entre el 1,3 y el 1,5 por ciento frente al 2 por ciento fijado en su anterior informe. No obstante, Schäuble recuerda que este rendimiento es «normal».
Ante las críticas a la política de Alemania recogidas en todos los medios de comunicación, el ministro de Finanzas lo tiene claro: «Sencillamente, no las lean».
Por Almudena de Cabo