Madrid, 8 oct (EFE).- La realizadora Malgorzata Szumowska estrena el próximo viernes en España «Amarás al prójimo», una película basada en hechos reales sobre un joven sacerdote que dedica su vida a ayudar a chicos desfavorecidos, con el problema de que se enamora de ellos en secreto, un asunto peliagudo en la Polonia de hoy.
«La Iglesia dice que la homosexualidad es una enfermedad, contribuyendo a los sentimientos homofóbicos, y al mismo tiempo, sabe, como institución, que muchos curas son homosexuales: lo sabe y lo oculta, lo tapa.», ha considerado Szumowska en una entrevista con Efe.
La directora sabía que, en su país, nadie había hecho una película sobre el asunto, y decidió hacerlo ella, pero contado desde un punto de vista diferente: la de una verdadera historia de amor, explica.
«Es una historia de amor que habla de deseo, de soledad y de la necesidad de tener a alguien íntimamente cerca de ti, pero a la vez pensaba cuántas veces, en internet o en la prensa polaca, veíamos artículos hablando sobre la homosexualidad relacionada con los curas católicos y siempre tenía un trasfondo pedófilo».
Su idea, señala, era provocar la aceptación de este hombre guapo, atractivo, sano y deportista, mediante su asimilación a paisajes naturales hermosos: campos de maíz, ríos, largos paseos entre bosques…, «y con un pequeño toque erótico, nada sucio -explica- solo el placer de mirarlos, tan bellos», relata.
«No quiero juzgarle, ni que le juzguen, él sabe que lo que le pasa le perjudica, pero no lo puede evitar; por eso clama que no es un pedófilo; yo solo quiero que la gente piense, que debata sobre esto», señala.
Szumowska (Cracovia, 1973), también su propia guionista, explica que encontró tres artículos con casos reales que fundió en un solo personaje, aunque aquellos sí tenían detrás un delito de pederastia.
«La sociedad polaca es homófoba, no solo con los curas, pero, es curioso, y un poco paranoico -señala Szumowska- a ellos se les consiente más que a los demás; pero esto es así, es un problema que tiene esta sociedad tan marcada por el catolicismo y el martirologio, y por la enorme conexión con lo más profundo de las ideas políticas de este país».
En su opinión «se tiene miedo de que alguien rompa esto; también explica por qué no hay inmigrantes -reflexiona-, porque todo lo que no sea genuinamente polaco es peligroso; esto es un hecho terrible, pero, por otro lado, esta sociedad con tantas carencias es un terreno abonado, hay tantas cosas que hacer».
Por eso, dice, «no querría vivir en ningún otro lado, se respira dinamismo, todo está en continuo cambio».
Adam (Andrzej Chyra) ejerce el sacerdocio en la Polonia rural, es un buen hombre y se lleva bien con los chicos y con la gente del pueblo, que valoran su trabajo y sus sinceros sermones; nada hace pensar que está reprimiendo sus sentimientos y solo su hermana, que tampoco le apoya, sabe lo que le pasa.
En un momento muy dramático y doloroso, Adam es denunciado y trasladado una vez más; pero el cura ya no puede más.
«La conversación con el obispo del compañero que le denuncia es real -indica la realizadora de «Ellas» (2011), ganadora de un «goya» polaco-; él le explica que no quieren que los problemas afloren, eso es todo»
Con estas premisas, la película obtuvo un premio Teddy (máximo galardón a películas de temática gay) en la Berlinale de 2013.
«Es muy corriente que la Iglesia ordene a sus jóvenes amantes, se los llevan con ellos al seminario, los protegen mejor dentro de la institución. Pero esto no es la solución -opina-, sino que deberían acabar con las ironías y el cinismo y cambiar las normas».
Por Alicia G. Arribas
