«Baby Doc» El corrupto «play boy» y dictador «vitalicio» de Haití

6705965wLa Habana/Puerto Príncipe, 4 oct (dpa) – El nombre de su padre está asociado a un régimen de terror opresivo, el suyo además a la corrupción y el despilfarro tras convertirse en 1971 con tan sólo 19 años en el jefe de Estado más joven del mundo. El ex dictador Jean-Claude Duvalier, mundialmente conocido como «Baby Doc», fue uno de los protagonistas de primera línea en la trágica historia de Haití en el siglo XX.

Pese a ello, el actual presidente, Michel Martelly, escogió palabras conciliadoras al anunciar hoy la muerte de Duvalier a los 63 años en Puerto Príncipe.

«El amor y la reconciliación deben superar siempre nuestras luchas internas», pidió Martelly en su cuenta de Twitter. «Pese a nuestras luchas y nuestras divergencias, saludamos la partida de un aútentico hijo de Haití», agregó el presidente, que envió sus condolencias a la familia y deseó que el alma del ex dictador «descanse en paz».

Nombrado «presidente vitalicio» apenas llegado al poder, «Baby Doc» asumió en 1971 a sus 19 años el corrupto y opresivo régimen forjado por su padre desde 1957. Ambos Duvalier son acusados de la muerte de miles de personas.

«Papa Doc», como se conoció popularmente al médico de profesión que llegó al poder en las elecciones de 1957, consolidó pronto su poder en Haití pese a un temprano intento de golpe militar.

Con la creación de la milicia de los «Tontons Macoutes» y sirviéndose a menudo de las creencias del vudú haitiano para cimentar el culto a su persona entre las capas más desfavorecidas de la población, François Duvalier erigió un sólido régimen autoritario en el país antillano. Antes de morir se aseguró de designar a su hijo como su heredero.

Aunque puso en marcha inicialmente algunas reformas, Jean-Claude Duvalier siguió gobernando con mano de hierro en Puerto Príncipe. A los «Tontons Macoutes» («hombres del saco») -llamados así en alusión a una figura de fábula de las creencias populares haitianas- sumó una segunda milicia, los «Leopardos», para asegurar su poder.

«Baby Doc» se dio pronto a conocer también por su estilo de vida. Formado como abogado, lo precedía desde muy joven la imagen de «play boy». Si su padre cimentó su poder sobre su popularidad entre las clases bajas de raza negra, Jean-Claude se apoyó sobre todo en las clases media y alta de los mulatos, de piel más blanca.

Su gobierno se ganó pronto fama de corrupto, pese a la relativa estabilidad económica del país. Las acusaciones de despilfarro estaban asociadas sobre todo a su primera esposa, Michèle Bennett, una mulata de clase alta que cuidaba su imagen impulsando la construcción de hospitales y obras caritivas. También a la madre del dictador, Simone Ovide, se le atribuía una importante influencia en los asuntos del Estado.

«Baby Doc» Duvalier fue derrocado por una insurrección armada el 7 de febrero de 1986, después de que Estados Unidos le retirara su apoyo militar y económico. El dictador se asiló en Francia, donde fue arrestado temporalmente a su llegada.

Ya en libertad, retomó pronto su estilo de vida excesivo. «Baby Doc» vivió en París y Cannes y se le solía ver a menudo en la Costa Azul. «El destino de la gente de Haití es sufrir», es una frase atribuida al dictador. En el exilio se casó con su amiga de juventud Veronique Roy.

El 16 de enero de 2011 volvió de forma inesperada a Haití. «He vuelto para ayudar a la agente», aseguró al llegar a Puerto Príncipe, un años después del devastador terremoto que mató a cientos de miles de personas y destruyó la capital.

Duvalier fue arrestado 48 horas después de su llegada, aunque recuperó su libertad poco después. Activistas de los derechos humanos lo acusaban de abusos de los derechos humanos durante su régimen y de haber saqueado las arcas del Estado.

Hasta el momento de su muerte había disputas en torno a su patrimonio. Duvalier fue acusado de haber desviado al extranjero cientos de millones de dólares del erario público. Suiza congeló hace varios años cuentas con activos a nombre de su familia.

Al momento de su muerte, «Baby Doc», el dictador «vitalicio» de Haití, vivía retirado de los focos públicos en su casa en Puerto Príncipe.

Por Isaac Risco