El BCE, dispuesto a comprar bonos basura en su lucha anticrisis

UEestadosmiembroeurosI_EF(dpa) – El Banco Central Europeo (BCE) está dispuesto a comprar bonos basura para descargar los balances de los bancos en los países más golpeados de la crisis y darles margen para conceder más préstamos, según anunció hoy al precisar detalles de su polémico programa de compra de deuda.

«Creemos que nuestras medidas tendrán un claro impacto», señaló el presidente del banco, Mario Draghi, en su tradicional conferencia de prensa mensual tras la sesión del Consejo de Gobierno del BCE, celebrada este mes en Nápoles en medio de fuertes protestas.

El BCE mantuvo su principal tasa de interés en el 0,05 por ciento, el mínimo histórico al que la bajó sorpresivamente el mes pasado. La decisión se daba por hecho, pero los mercados esperaban con gran expectativa los detalles del programa de compra de activos adelantado también en la sesión de septiembre.

Draghi prometió un programa «simple y transparente». El banco comenzará en la segunda mitad de septiembre con la compra de cédulas hipotecarias (covered bonds) y en el cuarto trimestre con el de valores respaldados por activos (ABS, por sus siglas en inglés). Ambos tendrán una duración de dos años.

Los ABS agrupan créditos que se venden como paquete a un inversor, un modo de diluir riesgos, pero también de ocultarlos. Los críticos recuerdan que ese tipo de producto fue uno de los desencadenantes de la crisis financiera en 2007 y 2008.

Además, el BCE aclaró que también está dispuesto a comprar títulos ABS de países con una calificación crediticia menor a «BBB-«, es decir, bonos basura. Entre ellos se cuentan Grecia y Chipre. El BCE no precisó el volumen de la operación, pero Draghi aclaró que no debería superar el billón de euros (1,26 billones de dólares).

Las medidas volvieron a desatar de inmediato la crítica de Alemania, que viene criticando los programas. «El BCE termina de convertirse así en una autoridad de rescate y en un banco malo de Europa», sostuvo el presidente del influyente instituto Ifo, Hans-Werner Sinn.

Los dos programas se suman a la «barra libre» de liquidez para los bancos (TLTRO, en sus siglas en inglés) anunciada por el BCE en junio y a los bajos tipos de interés.

Pero el banco aún no ve agotada su capacidad de acción: Draghi aseguró que el Consejo de Gobierno «coincide de forma unánime en usar otras medidas no convencionales dentro de su mandato» si hace falta.

Entre las otras herramientas con las que el banco podría actuar para impulsar la coyuntura del euro se contaría una nueva inyección de liquidez para que los bancos compren deuda pública a gran escala (el llamado «quantitative easing» o QE).

Datos conocidos esta semana indican que la inflación en la zona euro cayó en septiembre a un 0,3 por ciento, su mínimo en casi cinco años y un valor muy inferior al objetivo fijado por el BCE (por debajo pero cerca de un dos por ciento).

Draghi pronosticó que «la inflación seguirá en niveles bajos antes de recuperarse gradualmente en 2015 y 2016». También reafirmó que el banco sigue confiando en una «recuperación moderada» de la coyuntura en la zona euro el año que viene.

El BCE pudo ver hoy la cara humana y real de esos problemas al sesionar en Nápoles, una ciudad con un desempleo juvenil superior al 50 por ciento y castigada por décadas de declive económico y avance de la mafia.

Durante la reunión del Consejo de Gobierno y la conferencia de prensa de Draghi, miles de personas protestaron contra las políticas de austeridad y las recetas del BCE en medio de un masivo operativo de seguridad.

«No al BCE, no a la austeridad: casa y salario para todos», fue el lema de la marcha convocada por grupos de izquierda y que según los organizadores reunió a hasta 4.000 personas, muchas de ellas estudiantes y desempleados.

Algunos manifestantes se enfrentaron con la policía, que respondió con cañones de agua. Alfonso De Vita, uno de los organizadores, insistió sin embargo en que la acción fue pacífica: «No deben temernos a nosotros, sino a Draghi y a los demás recluidos en el palacio de Capodimonte», señaló.

Draghi, italiano como los manifestantes, aseguró comprender «las razones detrás de las protestas», pero añadió: «Lo que me parece necesario corregir es la percepción de que el BCE sea de algún modo culpable y esté en el origen de esta situación».

Por Alvise Armellini