Aviñón (Francia), 17 ago (dpa) – El proyecto inicial era convertir la prisión de Sainte-Anne en Aviñón en un hotel de lujo, pero por el momento ganó el museo: las celdas en el centro de la ciudad francesa, que están bajo protección por tratarse de un monumento histórico, exhiben hasta el 15 de noviembre las obras de más de 100 artistas modernos y contemporáneos.
En total se muestran más de 250 trabajos bajo el original título de «La disparition des lucioles» (La desaparición de las luciérnagas), que alude a un texto que el director de cine y poeta italiano Pier Paolo Pasolini escribió pocos meses antes de su muerte en noviembre de 1975.
En su texto, Pasolini alude al hundimiento de las estructuras sociales y políticas de la sociedad italiana en los años 60 y 70. Y así, la muerte, la desaparición y la soledad son motivos recurrentes en la exposición, que no podría ser exhibida en un lugar más adecuado.
La cárcel, ubicada justo detrás del palacio papal, está vacía desde 2003 y permanece casi sin cambios arquitectónicos: largos pasillos iluminados por luces de neón y celdas en las que los presos han dejado su huella. Además de innumerables graffitis, hay en las sucias paredes colgadas aún imágenes de chicas con poca ropa.
Los muros impactan más al principio que las piezas expuestas, pero pasada la celda número 10 el visitante se acostumbra a ese extraño mundo. «Este lugar le da a las obras una fuerza expresiva sorprendente e inesperada», señala Éric Mézil, curador de la muestra y director de la Colección Lambert, de la que proceden la mayoría de las obras.
Sobre todo el videoarte gana en intensidad en las celdas. «Splitting», del artista conceptual estadounidense Gordon Matta-Clark, del año 1974, atrae más que ningún otro. La cinta muestra cómo es cortada en dos una casa vacía.
La lista de los artistas presentes es como un ABC del arte de los siglos XX y XXI: Pablo Picasso, Ai Weiwei, Jean-Michel Basquiat, Chen Zhen, Anselm Kiefer o Keith Haring. Algunas obras fueron creadas especialmente para la exhibición, como «Le Cobaye», de la franco-alemana Gloria Friedmann.
La mayor parte de las pinturas, esculturas, fotografías y videos procede sin embargo de la colección del galerista Yvon Lambert, que entregó en 2012 su legado de 450 obras al Estado francés, en una de las mayores donaciones en más de 100 años.
Las obras, valuadas en 90 millones de euros, ya se habían expuesto en el «Hôtel de Caumont» de Aviñón, una mansión del siglo XVII cerrada en la actualidad por reformas. Está siendo ampliada para combinarla con la vecina «Hôtel de Montfaucon» para que a partir de mediados de 2015 pueda alojar a la colección completa. Mientras tanto, la mitad de las obras pueden verse, entre rejas, en la cárcel de Sainte-Anne.
Por Sabine Glaubitz