Un recorrido turístico por las trincheras de la Primera Guerra Mundial

Recorrido turístico por EsloveniaKOBARID (dpa) – Rodeada de montañas de más de 2.000 metros de alto, la localidad en el oeste de Eslovenia tiene hoy un aspecto salvajemente romántico, aunque un poco aburrido. El torrente Soca completa el idílico paisaje, desconocido para la mayoría de los turistas. La población se llama Kobarid en esloveno, Karfreit en alemán y Caporetto en italiano. Por aquí pasaba hace 100 años uno de los frentes más sangrientos de la Primera Guerra Mundial.

Entre 300.000 y 400.000 personas murieron en 12 batallas a orillas del Isonzo, el nombre italiano del río Soca. Cientos de miles de soldados lucharon durante varios años en las montañas, donde las condiciones para la guerra eran especialmente malas. Ni siquiera había suficiente agua. A partir de 1915, el país atacante era Italia y los defensores el Imperio Austro-Húngaro y, en la decisiva duodécima batalla, Alemania. Fue una guerra de desgaste, sin importar la gran cantidad de víctimas. Aun así, ninguno de los ataques se tradujo en grandes conquistas territoriales.

Cuando uno se encuentra en la cresta de la montaña Kolovrat, situada encima de Kabarid, es posible hacerse una imagen de aquella guerra. La montaña está atravesada por trincheras que fueron reconstruidas para los turistas. Hay nidos de ametralladoras y cañones, puestos de mando y cavernas, así como grandes agujeros en la roca que fueron utilizados como refugio y para esconder armas. El lugar ofrece una magnífica vista del valle del Soca y algunos tramos del frente del Isonzo, de unos 90 kilómetros de longitud.

Recorrido turistico por EsloveniaHace 15 años, Eslovenia creó una fundación estatal para desarrollar un «Camino de la Paz»: en una extensión de 100 kilómetros, el camino conduce a seis museos al aire libre, numerosos cementerios, osarios, iglesias, así como edificios y plazas históricas. Naturalmente, el camino se puede recorrer en varias etapas. A cada paso hay hostales para pernoctar y disfrutar de la excelente cocina moderna eslovena.

La joya del «Camino de la Paz» es el nuevo museo con el centro de visitantes en Kobarid: los diseñadores de la exposición han logrado despertar hábilmente el interés de los visitantes poniendo en primer plano el destino de quienes participaron en las tragedias del Isonzo. Con la ayuda de fotos, objetos históricos y modelos, el museo da una imagen de la dura vida de la población civil y del sufrimiento de los soldados en las trincheras.

«Las 13 batallas libradas en esta región tienen una importancia especial para la psique colectiva eslovena», escribió recientemente la agencia de noticias STA en Ljubljana. También para los italianos, los acontecimientos bélicos de hace 100 años siguen siendo una «herida abierta», explica la guía del museo, Katja Sivec. Víctimas de la propaganda de su gobierno, las tropas italianas creían que iban a liberar a compatriotas en esta región. «Estaban espantados cuando se dieron cuenta de que los supuestos compatriotas hablaban esloveno», dice Sivec.

«Me ha pasado Caporetto» sigue siendo hasta el día de hoy una expresión italiana que alude a derrotas o desgracias. La «humillación de Caporetto» se basa en la última de las 12 batallas, que se libró en octubre de 1917. Después de que el emperador austro-húngaro pidiera ayuda a Alemania, este país volcó enormes recursos a la guerra: los alemanes enviaron 100.000 vagones con armas y 70.000 caballos, así como soldados de los frentes en el oeste y el este.

Después de masivos ataques de artillería, las líneas de defensa italianas desaparecieron en pocos días. Con el apoyo de Alemania, el Imperio Austro-Húngaro logró enormes conquistas territoriales, hasta el río Piave, al norte de Venecia, a pesar de que 250.000 soldados británicos y franceses avanzaron para apoyar a los italianos. Esta ruptura de las líneas de defensa que se habían mantenido durante años entró en la historia militar como la primera «guerra relámpago».

Recorrido turístico por EsloveniaEn el período de entreguerras, el dictador italiano Benito Mussolini mandó construir encima de Kobarid un imponente osario, donde fueron enterrados 7.014 muertos. Hay osarios similares en Oslavia y Redipuglia. A finales de la década de los 30, una empresa muniquesa construyó un osario alemán en el municipio de Tolmin, donde descansan los restos de 1.046 soldados muertos durante la duodécima batalla del Isonzo. La puerta de entrada está hecha de los cañones de fusiles Mauser.

En los escenarios de la guerra quedaron atrás enormes cantidades de armas, equipos, máquinas y aparatos destrozados a tiros. Con el tiempo, todo quedó cubierto de hierba. En los últimos 11 años, al menos siete hombres han recogido sistemáticamente esas reliquias bélicas para formar extensas colecciones privadas. Uno de ellos es Ivan Savli, quien ordenó las reliquias en un antiguo granero: balas de cañones, uniformes, bayonetas, granadas, cascos de acero y también instrumentos de trabajo y ropa civil.

También en Belgrado, la capital de Serbia, los turistas pueden hacer una excursión a los tiempos de la Primera Guerra Mundial. «Sin embargo, hasta el momento no han llegado extranjeros», dice el historiador y guía tuístico Vladimir Dulovic. Este ofrece un recorrido de dos horas y media por la ciudad, con visitas a importantes escenarios históricos de los primeros tiempos de la guerra, desde los paraderos de Gavrilo Princip, cuyo atentado contra el sucesor al trono austriaco, el archiduque Francisco Fernando, el 28 de junio de 1914, desató la Primera Guerra Mundial, hasta la antigua fortaleza Kalemegdan. Este lugar ofrece una espectacular vista de la confluencia entre los ríos Save y Danubio. Fue justamente allí donde se efectuaron hace 100 años los primeros disparos de la Primera Guerra Mundial, en la noche del 28 al 29 de junio.

Por Thomas Brey