BOGOTÁ (dpa) – «Rueda la pelota» es la frase que más de dos millones de indígenas que habitan en Colombia han esperado ansiosos desde el año pasado, cuando iniciaron su preparación para el primer torneo de fútbol nativo del país. «Más allá del balón» es una apuesta social que busca incluir y visibilizar a quienes por décadas han estado condenados al olvido.
Con el apoyo gubernamental, así como el de la Federación Colombiana de Fútbol y el de varios exponentes del balompié como Carlos «El Pibe» Valderrama y Faustino Asprilla, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) ha sacado adelante este ambicioso proyecto que sueña con ver a uno de sus aborígenes jugando profesionalmente.
Según Juan Pablo Gutiérrez, Coordinador de «Más allá del balón», la iniciativa nació por la «necesidad de crear oportunidades para la juventud indígena de Colombia que se está viendo afectada por las dinámicas sociales y políticas que aquejan al país desde hace más de 50 años».
El conflicto armado interno que vive Colombia, sumado a las desigualdades y a la apertura económica, entre otras, son situaciones que han generado el desplazamiento de estos pueblos hacia las ciudades en busca de protección, el apartamiento de sus culturas y en casos aún más graves la participación de ellos en la guerra.
«Si no hacemos nada ahora, cuando estos muchachos lleguen a ser adultos ya han perdido su esencia indígena. Por eso, encontramos una similitud y cuál más acertada que el fútbol», explicó a la agencia dpa Gutiérrez.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) calcula que casi 100.000 indígenas han tenido que abandonar sus asentamientos a causa de la guerra, las constantes amenazas, las masacres y el reclutamiento forzado de menores y jóvenes en las filas de la guerrilla o los grupos paramilitares.
«Aunque no tenemos una cifra exacta de cuántos indígenas están reclutados hoy en Colombia en un grupo o en otro, lo que sí sabemos es que muchos de nuestros amigos han desaparecido, han sido víctimas de ataques y atentados, precisamente por ese fuego cruzado en el que nos encontramos permanentemente», explicó Juan Campo, líder indígena.
Sin embargo, Campo está convencido de que el torneo y la Copa América que se piensa hacer en Colombia a finales de este año con la participación de las selecciones indígenas de los países de la región, «es una forma novedosa y oportuna para que todos los pueblos indígenas digan al unísono ‘estamos vivos todavía’».
Desde hace más de siete meses, los torneos regionales comenzaron a revolucionar la vida de los aborígenes. Cada uno de los jóvenes entre 17 y 26 años de más de 1.000 resguardos del país buscó un lugar en los casi 30 equipos que representarán a sus respectivas etnias a partir de agosto próximo, cuando arranca el campeonato nacional.
Wipiwi, Wayú, Tsiripu, Mokana, Wiwa, Senú, Yukpas, Chimilas y Embera son solo algunos de los pueblos que ya tienen listos a sus jugadores para comenzar a «mostrar lo que es jugar fútbol y lo que es ser indígena».
Así lo aseguró Campo líder Senú en el departamento de Sucre (norte), quien ha estado al tanto de la selección de los 30 nativos que representarán a su pueblo, asentado en gran parte del noroeste colombiano y que está integrado por más de 120.000 nativos.
«Estamos tan emocionados que queremos empezar a jugar ya, vamos a estar interactuando entre las culturas y eso es lo más importante, estamos muy contentos de poder decirle al mundo que aquí seguimos en la lucha», sostuvo Campo, quien con su acento caribeño resaltó «la calidad de futbolistas» con los que cuenta su equipo.
En ese sentido, Gutiérrez coincide con Campo en afirmar que ésta es «una oportunidad para mostrarle al país que los indígenas tienen muchísimo talento y que le están apostando a la paz por medio del deporte».
«Ellos son muy fuertes, pueden viajar por días en chalupa, bajarse y caminar por horas y llegar directamente a jugar fútbol, sin ni siquiera descansar. Su convicción y pasión está por encima de todo», resaltó Gutierréz al concluir que «sin duda pronto veremos a muchos de estos jóvenes jugando en la liga nacional. ¡Todos juegan mucho!».
Por ahora, resta esperar a que «El Pibe» y su asistente técnico, Asprilla, regresen al país tras su paso por el Mundial de Brasil 2014 en donde participaron activamente como comentaristas deportivos, para iniciar la pre selección de quienes seguramente representarán a Colombia igual o mejor que los dirigidos por José Pekerman.
Por Tatiana Rodríguez