Jerusalén, 5 jul (EFE).- Como un espectro, preludio en el pasado de violentos y largos conflictos, la amenaza de la violencia racista volvió a surcar hoy Israel y Palestina, escenarios de incidentes protagonizados por radicales de ambos bandos que se saldaron con una treintena de heridos y cerca de 20 detenidos.
Asida a la indolencia que impone el Sabat -la fiesta judía que en Jerusalén se siente más que en cualquier otra ciudad de Israel-, la ciudad santa amaneció este sábado envuelta en una calma tensa tras los duros enfrentamientos que se repitieron de madrugada en el barrio de Suafat.
Al menos veinte personas, entre ellas varios agentes israelíes, resultaron heridas en los choques que estallaron anoche tras el entierro de Mohamad Abu Jedeir, el menor palestino hallado muerto el jueves, al parecer víctima de la venganza de radicales judíos.
Según imágenes de la cámara de seguridad en la zona, el adolescente, de 16 años, fue forzado por dos hombres a entrar en un coche de madrugada en la calle principal de Suafat.
Su cuerpo, carbonizado y con otros signos de violencia, fue hallado horas después tirado en una zona boscosa de Jerusalén Oeste en un asesinato que investiga la Policía y cuyos indicios parecen apuntar hacia grupos ultranacionalistas judíos.
Abu Jedeir desapareció pocas horas después de que cientos de personas se congregaran en el centro de Israel al grito de «muerte a los árabes» y atacaran a trabajadores palestinos en respuesta a la muerte de tres estudiantes israelíes, hallados muertos el lunes cerca de la ciudad palestina de Hebrón tras 19 días desaparecidos.
Desde que estos fueran enterrados, las redes sociales en hebreo se han llenado, además, de mensajes racistas y de llamamientos a la venganza, algunas de ellas con fotos de soldados y civiles que exigen ajustar cuentas.
Una tensión que se multiplicó con el asesinato del adolescente palestino, que ha convertido Suafat y otros barrios de Jerusalén en campos de batalla.
Y que amenaza con agudizarse a medida que se conocen los detalles del crimen, espoleada igualmente por la falta clara de avances en la investigación.
El fiscal general palestino, Mohamad Abdel Ghani Uweili, reveló hoy sábado que el resultado preliminar de la autopsia muestra que fue quemado vivo.
En declaraciones difundidas por la agencia de noticias local Maan, el fiscal argumentó que los forenses hallaron restos de hollín y humo en la garganta y los pulmones de Abu Jedeir que demuestran que cuando le prendieron fuego aún respiraba.
Según Uweili, la cabeza del adolescente presentaba un fuerte traumatismo, pero no fue esa la causa de su muerte, sino las quemaduras, que cubrían el 90 por ciento de su cuerpo.
La noticia cayó hoy como un mazazo en el bario Suafat, a escasos cinco kilómetros del casco viejo de Jerusalén, que volvió a amanecer sumido en la rabia y la desesperación, y cercado por la policía israelí.
A los gritos de dolor se sumaba la indignación por la detención anoche de un primo de la víctima, Tarek Jedeir, de 15 años, estudiante en Tampa y con pasaporte estadounidense, que se encuentra en Jerusalén Este de vacaciones.
Organizaciones palestinas de defensa de los derechos humanos denunciaron que agentes enmascarados israelíes propinaron una paliza al joven y lo mantuvieron detenido durante más de cinco horas sin asistencia hospitalaria.
Fotos del muchacho con el rostro hinchado y un vídeo en el que se observa a un grupo de enmascarados pateando y golpeando a una persona han sido difundidos por la agencia de noticias local Maan y medios internacionales.
En un comunicado colgado en su pagina web, la ONG palestina Adameer explica que la familia no pudo visitar al chico hasta que fue ingresado en el hospital Hadassa, y que su detención ha sido extendida hasta el domingo «cuando será llevado ante el tribunal de primera estancia de Jerusalén».
Según la Policía israelí, Tareq es una de las seis personas detenidas el viernes tras los enfrentamientos en Suafat y el vídeo está editado y ha sido manipulado.
La violencia también se extendió anoche al centro de Israel, donde radicales palestinos atacaron coches conducidos por israelíes e incendiaron dos vehículos, uno de ellos de un agente de policía que debió salir huyendo.
Dos conductores y un motorista, este último apedreado, hubieron de ser atendidas de heridas leves y una quincena de personas fueron detenidas.
Además, colonos ultranacionalistas atacaron a un joven cerca de la ciudad de Nablús, en la Cisjordania ocupada, donde lo dejaron con heridas de hacha en las piernas.
En medio de esta nueva ola de violencia, el ministro de Seguridad Pública, Yitzhak Aharonovitch, repitió los llamamientos a la calma del Gobierno israelí y volvió a advertir de que la policía será implacable con los vándalos.
Javier Martín
