Washington, 22 jun (EFE).- El presidente de EEUU, Barack Obama, advirtió hoy de que la amenaza planteada por los insurgentes suníes que han sembrado el caos en Irak podría extenderse a otros países de la región como Jordania, e insistió en la necesidad de estar «alerta».
«Vamos a tener que estar alerta en general», afirmó Obama en una entrevista con la cadena de televisión CBS grabada el viernes y de la que hoy se emitieron unos extractos.
El inquilino de la Casa Blanca declaró que el problema ahora mismo es que los radicales suníes del Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) están desestabilizando Irak.
El presidente estadounidense advirtió, con todo, de que ese amenaza podría ampliarse y «contagiar» a países aliados de EEUU como Jordania.
«Creo que su ideología extremista plantea una amenaza a medio y largo plazo», afirmó, y agregó que la solución no es enviar tropas estadounidenses cada vez que emerge uno de estos grupos radicales.
«Vamos a tener que tener una estrategia más focalizada y tendremos que establecer alianzas y entrenar a los agentes de policía y militares locales para que hagan su trabajo», subrayó Obama.
Los insurgentes suníes del yihadista EIIL capturaron en las últimas horas otras tres localidades de la provincia de Al Anbar, su feudo en el oeste de Irak.
Obama, que ordenó la retirada de las tropas estadounidenses de Irak en 2011, anunció esta semana que enviará 300 asesores militares estadounidenses al país árabe para ayudar en la lucha contra los radicales islámicos.
Los asesores tratarán de determinar «el estado y cohesión» de las fuerzas de seguridad iraquíes, que han visto cómo unos 90.000 soldados abandonaban sus filas este mes ante la ofensiva de EIIL en el norte del país.
Los insurgentes se hicieron con el control clave de Mosul, la segunda mayor ciudad del país, en una operación que forzó el desplazamiento de unos 500.000 iraquíes y en la que presuntamente los extremistas se habrían hecho con cientos de millones de dólares depositados en la sede del banco central iraquí.
La Casa Blanca se ha apresurado a aclarar que el despliegue de 300 asesores militares no implica que EEUU reinicie las operaciones de combate en Irak y ha insistido en que la solución al problema no pasa por una vía exclusivamente militar.
Lejos de ello, el Gobierno de Obama ha dicho que no favorecerá a ninguna facción dentro de Irak y ha instado al cada vez más impopular primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, a formar un gobierno de unidad nacional.
Maliki es el líder de la mayoría chií, que representa a entre el 60 y el 65 % de la población del país, frente a entre el 32 % y 37 % de los suníes, divididos entre árabes y kurdos.
El mandatario, que deberá formar un gobierno de coalición tras las elecciones legislativas del 30 de abril en las que su partido obtuvo un tercio del Parlamento, ha sido acusado de negar a los árabes suníes una representación significativa y de gobernar a favor de los intereses de la mayoría chií.
