John Grant dice que «el camino de la autoindulgencia es muy largo»

6312898wMadrid, 29 may (EFE).- Con las miras puestas ya en un nuevo proyecto, el cantautor estadounidense John Grant actúa mañana en el Primavera Sound de Barcelona, a punto de cerrar el ciclo de vida de uno de los discos más honestos y celebrados de 2013, «Pale green ghosts», y, con él, las emociones contrapuestas que contenía.

«El camino de la autoindulgencia es muy largo, al menos para mí, pero creo que siempre me he movido en esa dirección. Todavía hay enojo y todo lo demás, pero he aprendido a lidiar mejor con todo ello», declara en una entrevista con Efe por correo electrónico, al preguntarle si ya se ha perdonado por todos los «pecados» del pasado.

De sobra es conocido que la fuente de inspiración de las emotivas canciones de Grant (Denver, 1968) es su convulsa biografía, sus adicciones, su complicada vida sentimental, el reciente descubrimiento de que era VIH positivo y la lucha interna que representó para él, viniendo de una comunidad religiosa muy cerrada, aceptarse por fin como homosexual en plena madurez.

«Ser gay es algo que está indudablemente conectado con mi música, porque supuso un gran conflicto durante mi crecimiento y lo sigue siendo para muchas personas. Aún hay mucha homofobia, incluso en grandes ciudades», lamenta el autor de temas «It doesn’t matter to him», junto a Sinéad O’Connor.

Cuando dice eso, es inevitable pensar en Rusia, país que recientemente ha adoptado una dura política homófoba contra lo que llaman «propaganda gay» y con el que Grant estaba vinculado, ya que, tras su paso por The Czars y antes de su éxito en solitario con «Queen of Denmark» (2010), trabajó como intérprete de ruso, entre otros idiomas.

«Sigo pensando que es horrible, pero me he relajado un poco en esta cuestión. Hay muchos gays viviendo en Rusia que no quieren marcharse de allí, gente muy valiente que está luchando por cambiar esto y que me impresionan», confiesa el músico, que ha cambiado su opinión acerca de no actuar nunca más allí. «No creo que sea la respuesta. Probablemente volveré, según las circunstancias», añade.

De momento, en su pasaporte estadounidense sigue acumulando sellos en otros países donde es bien recibida su mezcla de humor ácido y de lamento, por ejemplo en Islandia, donde reside arrastrado por la música de Björk, aunque aún no ha podido conocerla.

En España también se aprecia cada vez más su alta cota de sensibilidad y mañana llega a Barcelona para tocar canciones que se han convertido en clásicos, como «GMF», aunque -reconoce- que ya ansía probar temas nuevos.

Su intensa agenda hace difícil trabajar en material inédito, pero adelante que sí tiene perfilada la idea: mantendrá los elementos electrónicos de «Pale green ghosts» y habrá «algunos invitados sorprendentes».

 

Javier Herrero.