La muerte y reencarnación del «subcomandante Marcos»

6299714wCiudad de México, 26 may (dpa) – El «subcomandante Marcos» ha muerto. Pero no fue de un balazo, como él dijo hace unos años que se imaginaba su final.

«Marcos», el emblemático líder de la guerrilla zapatista mexicana, ha decidido matar a «Marcos», el personaje que creó hace 20 años y se convirtió en un símbolo de pipa y pasamontañas.

La madrugada del pasado domingo, en un encuentro al que sólo asistieron indígenas zapatistas y medios de comunicación «alternativos» en la comunidad de La Realidad en Chiapas, el portavoz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) anunció su desaparición.

«Estas serán mis últimas palabras en público antes de dejar de existir», dijo. «Por mi voz ya no hablará la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional».

Pero no está claro qué significa el anuncio, realizado después de cinco años sin aparecer en público y luego de insistentes rumores, que él ha negado, de que tiene cáncer o que está gravemente enfermo.

Para algunos representa su retiro, la jubilación del líder guerrillero mestizo que sedujo al mundo con sus proclamas poéticas contra el «mal gobierno» desde el alzamiento armado de los indígenas, el 1 de enero de 1994.

Para otros no es más que uno de sus trucos. Al mismo tiempo que comunicó que «dejaba de existir», dio paso a una nueva identidad como «subcomandante Galeano», adoptando el alias de un maestro zapatista asesinado el 2 de mayo.

El escritor Edgardo Bermejo, autor del libro «Marcos Fashion» (1996), consideró hoy en una entrevista con Radio Fórmula que no es más que «una estrategia que se parecería a esos momentos en los que una casa editorial de comics decide matar al superhéroe que está a la baja en el rating para después resucitarlo».

Sin embargo, para el analista Javier Solórzano, «con el Subcomandante no se sabe lo que pueda pasar».

«En varias ocasiones ha expresado cosas similares, pero al final, por las razones que se quiera, resulta que vuelve a aparecer», escribió en su columna del diario «La Razón». Y «a pesar de la polémica que provoca no tiene mucho sentido escatimar el papel del EZLN, y de la figura mediática del Subcomandante».

«Marcos», a quien el gobierno mexicano identificó en 1995 como el profesor universitario Rafael Sebastián Guillén Vicente, tuvo un papel central especialmente en los primeros años del levantamiento indígena para hacer que se escucharan sus demandas.

Creó un mundo en el que se mezclaron la revolución y la poética, a través de textos y discursos en los que alzaba la voz contra la marginación y la injusticia y dialogaba con personajes imaginarios como Durito, el escarabajo, o el Viejo Antonio, un campesino.

¿Quién es ahora el que ha dejado de existir? «Marcos» se llamará «Galeano», ¿pero seguirá siendo el mismo bajo otro nombre? ¿O desaparece por completo el ícono del EZLN y su voz se extingue?

El líder insurgente explicó que, para que pueda seguir viviendo Galeano -el maestro asesinado, cuyo nombre era José Luis Solís López-, el EZLN decidió sacrificar a «Marcos».

«En su lugar de Galeano ponemos otro nombre para que Galeano viva y la muerte se lleve no una vida, sino un nombre solamente, unas letras vaciadas de todo sentido, sin historia propia, sin vida».

Firmó su texto con un «salud y hasta nunca… o hasta siempre». Y acto seguido suscribió otro, ya como «subcomandante Galeano».

El líder zapatista en otras ocasiones se retiró de la escena y no fue visto en público por períodos largos. Su aparición más reciente hasta ahora había sido en 2009 en el festival Digna Rabia en Chiapas, aunque siguió escribiendo.

En enero del año pasado «Marcos» lamentó en un texto que los indígenas siguieran sin ser escuchados y que sólo se le hiciera caso al EZLN cuando un «barbudo mestizo» como él intervenía.

Ahora, la muerte de Galeano le sirve de motivo para la desaparición de «Marcos», al que calificó de un «distractor». «Si alguien merece la muerte», dijo, «es quien no existe ni ha existido».

Por Andrea Sosa Cabrios