Júbilo o silencio : Egipto vota a su «hombre fuerte»

Verteidigungsminister Abdelfattah al-SisiEl Cairo, 26 may (dpa) – En las elecciones presidenciales que arrancaron hoy en Egipto la atmósfera es extraña: quienes apoyan al ex jefe miltiar Abdel Fattah al Sisi lo proclaman a los cuatro vientos y se muestran seguros de sí mismos, mientras los seguidores de su único oponente, Hamdien Sabhi, callan. Y quienes se opusieron al derrocamiento del ex presidente Mohamed Mursi boicotean los comicios como muestra de indignación.

Cuando Yihan Saleh fue a votar hace dos años, quería el cambio. Su esperanza era entonces Mohamed Mursi, candidato de los Hermanos Musulmanes. «Pensaba que los Hermanos Musulmanes, como hombres devotos, querían lo mejor para el pueblo, pero me equivoqué», cuenta la ama de casa que hacía cola esta mañana ante un local electoral en el barrio de Munira, en El Cairo.

Esta vez votará por el ex mariscal Al Sisi, como otras muchas mujeres que la acompañan buscando la sombra bajo árbol. La mayoría son amas de casa y casi todas llevan velo.

La palabra «cambio» no sale ahora de sus bocas y es que tras tres años de manifestaciones, violencia y crisis económica sólo quieren «estabilidad» y quizá, a cualquier precio. Los derechos humanos o la libertad de expresión no son temas prioritarios en estas elecciones.

«En estos tiempos difíciles necesitamos un hombre fuerte y ése es Abdel Fatah al Sisi», señala Tahani al Alsayid, de 48 años. La mujer, también ama de casa, encuentra incluso suaves palabras para descubrir al ex presidente Hosni Mubarak, que fue obligado a dimitir por la cúpula del Ejército tras protestas masivas en febrero de 2011. «Los primeros diez años gobernó bien, pero sólo cuando su familia empezó a prepara a su hijo Gamal para la sucesión todo se salió de control», asegura.

En las presidenciales de hace dos años votó por Hamdien Sabahi, que quedó entonces en tercer lugar y no logró pasar a la segunda vuelta -que disputaron Mursi y Ahmed Shafik, el candidato «del antiguo régimen-. Pero esta vez se decidió por Al Sisi.

«Los egipcios somos fáciles de impresionar, hoy celebramos a un líder y mañana ya estamos aplaudiendo a otro, somos un pueblo que lamentablemente tenemos que ser gobernado con dureza, si no se desata el caos», dice Mohamed al Sayid.

El joven chófer de El Cairo está aún indeciso. «O no voy a votar o votaré a Sabahi», afirma. Pero para disipar malentendidos añade rápidamente: «En cualquier caso no soy seguidor de los Hermanos Musulmanes, no quiero dar una impresión equivocada».

Y su preocupación está justificada, pues las fuerzas de seguridad detuvieron en los últimos diez meses a miles de miembros y simpatizantes del movimiento islamista, tomándose contra algunos de ellos incluso castigos draconianos.

Ante la escuela de Munira las mujeres esperan a la izquierda de la entrada y los hombres a la derecha. Hombres con aspecto de empresarios en jeans de diseño esperan junto a trabajadores y pequeños funcionarios con camisas de polyester. Algunos tienen mal los dientes y llevan pantunflas en los pies.

Un grupo de electores muestra su alegría cuando un adolescente pasa repartiendo póster de Al Sisi. Los electores de Sabahi callan.

Por Anne-Beatrice Clasmann