Barcelona, 24 may (EFE).- El inesperado éxito del íntimo drama romántico «10.000 KM» ha sorprendido al propio director, Carlos Marques-Marcet, que ha visto cómo su filme ha conquistado las salas españolas gracias «al boca a boca» y se le han abierto las puertas de las salas de EEUU, donde se podrá visionar el próximo otoño.
«10.000 KM habla sobre las relaciones 2.0 en una era digital, en la que la tecnología nos permite estar al otro lado sin estarlo», ha explicado el joven director en una entrevista con Efe, en la que ha mostrado su sorpresa ante la buena recepción que está teniendo su primer largometraje, estrenado el 16 de mayo.
Como el argumento de la película, vertebrada en torno a una relación a distancia, el éxito de «10.000 KM» también ha conseguido «cruzar el charco» y seducir a la crítica de Estados Unidos -que premió a los protagonistas en el festival de Austin (Texas)- y donde además ya ha conseguido distribución en al menos cinco grandes ciudades del país a partir de septiembre.
Laureado en el festival de Málaga, el filme encabeza el ránking de las películas más vistas en 12 de las más de 20 salas españolas donde ha sido programada.
El filme relata el día a día de una pareja consolidada con planes de ser padres y siete años de relación a sus espaldas que se ven obligados a reconstruir su cotidianeidad de forma digital a 10.000 kilómetros de distancia y nueve horas de diferencia.
Enmarcado en dos localizaciones interiores -rodadas en dos pisos de Barcelona-, el filme retrata la vida de la pareja a través de «videochats», mediante los cuales, el espectador va conociendo la evolución de su relación y observa cómo la separación física y emocional entre Los Ángeles y Barcelona va calando en su relación.
Natalia Tena -conocida por su participación en «Juego de Tronos» y «Harry Potter»- y David Verdaguer encarnan a Álex y Sergi, dos personajes que comen, bailan, cocinan y se acuestan juntos a través de la pantalla del ordenador intentando suplir la falta de la presencia física del otro y pretendiendo remediar el «goteo continuo que ensancha las brechas de su relación».
Algo «muy difícil», según el director, que reside entre Los Ángeles y Barcelona, pues la «pantalla no puede reproducirlo todo» y aunque la imagen sí se puede transmitir digitalmente «la presencia tienen una vibración que nunca podrá viajar a través de la red».
La búsqueda de las «emociones reales» es otra de las piedras angulares del filme, en el que sólo se han incluido «pequeños fragmentos» de las escenas rodadas, convirtiendo la película en una compilación de «momentos esenciales de ese año de separación» explicados con un lenguaje innovador.
Por esa razón, desde el primer momento, y con un plano secuencia de más de 20 minutos, el espectador es «arrojado» al día a día de una relación intensa, convirtiéndolo en un «voyeur» de una cotidianeidad que se mostrará cada vez de forma más fragmentaria a medida que va avanzando el filme.
Esta ilusión de veracidad está reforzada por el particular lenguaje físico y verbal utilizado por los personajes «propio de las parejas que llevan años de relación», algo que los dos actores han trabajado con esmero estableciendo un fuerte vínculo entre ellos además de «jugar con la improvisación».
«Quería que el espectador tuviera la sensación de espiar a una pareja de verdad por un agujero» ha remarcado el director, que ha justificado el continuo uso del «in media res» en sus escenas, pues consigue que el espectador «llene esos saltos temporales con su propia imaginación» preguntándose qué ha hecho desencadenar la siguiente acción.
Esta voluntad de llevar al límite de lo real todo lo que aparece en pantalla y crear un «juego de observadores» con el espectador está presente en la película hasta en el último detalles, jugando con los límites del lenguaje cinematográfico tradicional y las nuevas formas cotidianas de comunicación.
«En el fondo -explica Marques-Marcet- todo es un juego sobre un observador observado y un mundo virtual que tiene como trasfondo una realidad física y unas emociones» que ahora son filtradas por Facebook, Skype o Whatsapp.
Mientras la mayoría de críticas recibidas han sido «altamente positivas», Marcet subraya que también hay quien le ha reprochado el uso de un «amor individualista», algo que el director no desmiente, aunque sí replica que «en generaciones anteriores», como las de los abuelos, «unos se sacrificaron mucho por los otros y las relaciones tampoco funcionaron».
No obstante, el joven director sí cree en la posibilidad de mantener relaciones sentimentales a distancia, siempre y cuando tengan como horizonte «un futuro conjunto», un mensaje que Marcet quiere transmitir con la película con el fin de que las relaciones de los espectadores que vayan a verla «tengan un final feliz».
Tras el éxito inesperado de su primer largometraje, Carlos Marques-Marcet, recientemente fichado por una de las grandes agencias artísticas americanas, ya tiene en mente grabar un nuevo proyecto en catalán inspirado en el cuento «La perspectiva adecuada» del escritor Borja Bagunyà.
Júlia Talarn