Shanghai (China), 20 may (dpa) – El oficial hace un rápido movimiento con su sable y lo levanta en el aire. Soldados de China y Rusia forman fila frente al presidente ruso Vladimir Putin y el chino Xi Jinping en Shanghai. El locutor de la televisión estatal relata: 14 barcos de guerra, 2 submarinos, 9 aviones y helicópteros están dispuestos. Luego llega la señal y comienza el ejercicio militar en el mar de China Oriental.
Xi Jinping se muestra sonriente ante las cámaras de la televisión pública. Horas antes se había enterado de las acusaciones de Estados Unidos contra cinco presuntos hackers del Ejército Popular de Liberación. La actuación del Departamento de Justicia norteamericano es considerada una afrenta para Pekín.
Mientras la relación entre Pekín y Washington sigue deteriorándose, Putin se muestra como abierto socio de Xi.
Hace alrededor de un año el presidente estadounidense Barack Obama y Xi caminaban apaciblemente bajo el sol de California. Hoy es casi inimaginable que ambos líderes pudieran mantener un encuentro tan armónico.
«Sin duda las relaciones están tocando fondo», dice a dpa el renombrado profesor Shi Yinhong, de la Universidad Popular de Pekín.
Poco a poco el vínculo con Pekín se fue deteriorando. Los líderes chinos se mostraron profundamente decepcionados con el hecho de que Obama no visitara el país durante su gira asiática el mes pasado.
Cuando el presidente estadounidense fortaleció además la alianza de seguridad con Japón, rival de China, el gobierno en Pekín no lo tomó a bien. Además, la relación empeoró después de que Estados Unidos acusara a Pekín de proceder de manera agresiva en el conflicto entre China y Vietnam por una plataforma petrolera china.
Este martes, China y Rusia se encuentran juntos como rivales de Estados Unidos. «China y Rusia tienen valores comunes. Por ejemplo, no están satisfechos con la hegemonía de Estados Unidos», dice Shi Yinhong. Esto parece incluso hacerles olvidar algunos de los problemas que existen entre ellos.
Al comienzo Pekín estaba disgustado con el accionar ruso en Ucrania y consideraba que Putin violaba en Crimea el principio de la no intromisión en los asuntos internos de otros países. Pero desde que la alianza con Moscú se volvió más importante, nadie en Pekín habla de diferencias.
Al contrario, detrás de bambalinas los diplomáticos se entusiasman con la buena relación entre Putin y Xi. A diferencia de lo que ocurre en los encuentros con otros líderes mundiales, ambos parecen llevarse muy bien cuando están juntos.
A la vez, la situación en Ucrania le abre nuevas opciones a China. Para Moritz Rudolf, del Instituto Mercator para Estudios sobre China, Pekín es uno de los grandes ganadores de la crisis. «La cúpula china ejerce una políticu oportunista en el conflicto entre Europa y Rusia para obtener los mayores beneficios y margen de movimiento», asegura.
Por un lado, empresas estatales chinas construyen autopistas, puentes y viviendas en Crimea, mientras que por otro lado Pekín se muestra abierto a las posturas europeas y recibirá a la canciller alemana Angela Merkel a principios de julio.
Pekín y Moscú se mostraron unidos tras las nuevas acusaciones de Estados Unidos contra militares chinos por espionaje. Xi y Putin emitieron este martes un comunicado conjunto en el que se manifestaron en contra del abuso de la tecnología informática moderna para espiar a los ciudadanos y declararon que es necesario alcanzar un acuerdo internacional.
Desde la revelación del masivo espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense, Pekín parece no tomar muy en serio las acusaciones de Washington. Por eso un portavoz del Ministerio del Exterior chino rechazó las afirmaciones de los estadounidenses y habló de «hipocresía».
Por Stephan Scheuer