Múnich, 30 abr (dpa) – Josep Guardiola apostó fuerte y perdió: perfeccionista, orgulloso, optimista y trabajador al extremo, el desafío que se planteó en el Bayern Múnich fue tan enorme, que al fracasar terminó brutalmente instalado en una amarga dimensión desconocida.
Tras el 5-0 global que el Real Madrid le propinó al Bayern en las semifinales de la Liga de Campeones, Guardiola no sólo perdió el aura ganadora ante su histórico archirrival, sino que por primera vez en su carrera de entrenador está a la defensiva. Y en tierra ajena.
Instantes después de la derrota comenzó a notarlo. Franz Beckenbauer, el presidente de honor del Bayern Múnich que a veces parece el enemigo en casa, asombró con una frase de cara al duelo del sábado en la Bundesliga ante el Hamburgo.
«Si el Hamburgo no aprovecha la oportunidad ante un Bayern tan golpeado, merece irse a segunda división».
A la mañana siguiente, diarios como el conservador «Die Welt» apuntaron directamente al español: «La eliminación del Bayern lleva la firma de Guardiola».
También lo hizo el populista «Bild», que en primera plana y junto a una foto en la que se ve a Guardiola con los ojos cerrados y la cabeza gacha, tituló sin matices: «El perdedor: ‘Pep’ Guardiola».
El «Sueddeutsche Zeitung», de centroizquierda, ve ahora como clave la final de la Copa Alemana del 17 de mayo ante el Borussia Dortmund: «Una nueva derrota convertiría la primera temporada de Guardiola en Múnich en una pompa de jabón que explotó».
Philipp Lahm, el capitán del Bayern, no está de acuerdo: «No voy a sumarme a la idea de que ahora todo lo que hicimos en las últimas semanas y meses está mal».
Pero así suelen ser las derrotas: si durante meses Guardiola fue «Pep», los medios alemanes recuperaron hoy el apellido. No por capricho ni error de juicio, al fin y al cabo fue el mismísimo entrenador el que minutos después de la derrota se colgó un cartel luminoso que decía «culpable».
«Es mi responsabilidad. Fue una cuestión puramente táctica. Me he equivocado», dijo Guardiola a la cadena Sky, la misma en la que comenta Beckenbauer.
Fue su momento más claro de la noche, porque ya en la rueda de prensa posterior fue difícil entender lo qué decía. Volvió a señalarse como responsable, dijo que sus futbolistas dejaron todo en la cancha -Beckenbauer había hablado de falta de «pasión»-, pero después dejó una frase a medio terminar en la que sugirió que quizás los jugadores que tiene no son los adecuados para su sistema.
Entre la defensa del sistema -«posesión, posesión, posesión», dijo con una semisonrisa cansada en el inicio de la rueda de prensa- y el gusto de Guardiola por mostrar que es políglota, las cosas se le complican quizás innecesariamente.
El ex técnico del Barcelona, que durante varios meses de 2013 desandó las calles de Nueva York hablando alemán con un profesor, hizo muy interesantes progresos con la lengua de Goethe, pero su falta de vocabulario y matices le juegan en contra: los periodistas, simplemente, muchas veces no terminan de entender lo que dice. Y si matices sobran en el fútbol, ¿por qué anularlos cada vez que habla con la prensa local?
«Fue un delirio esperar que en seis meses hablaras alemán», escribió a Guardiola en una carta abierta el periodista de «Sport Bild» Raimund Hinko, que destaca que el español habla el idioma sin mayores problemas en los entrenamientos, pero mucho peor ante la prensa.
Guardiola paga, en cierta forma, el precio de su elevada autoexigencia. En Barcelona era el hijo pródigo, un jugador de la casa desde niño que, como entrenador, hablaba feliz en catalán mientras sumaba 14 de 19 títulos posibles en cuatro temporadas.
En Múnich, la situación es otra, y Hinko le pide en esa carta abierta que no dé el paso que escuchó que podría dar: dejar el Bayern antes de tiempo. «Me dicen que podrías irte de hoy para mañana si no se cumplen todos tus deseos, si no puedes trabajar como quieres».
Markus Hörwick, el jefe de comunicación del Bayern, habló de «información errónea» cuando se le planteó el tema a Guardiola en la noche del martes. El técnico fue menos contundente.
«No estoy cansado», aseguró. «Lo que sucede es que este equipo tienes que ganarlo todo para que todos el mundo esté contento».
Por Sebastián Fest