París, 20 mar (dpa) – ¿Qué es el arte? ¿Cuál es el mejor cuento de Julio Cortázar? ¿Qué lee el papa Francisco? La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, respondió hoy a todas esas preguntas en la inauguración del Salón del Libro de París, donde su país es invitado de honor.
«De Cortázar a mí me gusta especialmente ‘Autopista del Sur’», dijo la mandataria, que se enorgullece de ser una lectora apasionada, en un discurso con tono informal frente al público reunido ante el gran pabellón de Argentina y junto al primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault.
El escritor argentino (1914-1984), gran homenajeado en el Salón de París por el centenario de su nacimiento, imaginó en «La autopista del Sur» un embotellamiento de meses de duración en el que los conductores comienzan a relacionarse entre sí.
«Es un adelanto a la posmodernidad, a la soledad, a la interconexión… Esa modernidad que no nos deja conocernos uno con otros en esta suerte de Babel», señaló Kirchner, para concluir con una observación general: «Los intelectuales tienen ese rol indispensable de marcar camino».
Kirchner también dedicó una larga reflexión a otro de los autores argentinos homenajeados en el Salón de París, el dibujante Quino, y a su personaje más conocido, Mafalda, cuya primera tira cumple 50 años.
«Mafalda está vinculada directamente a mi juventud», explicó la presidenta argentina. «Era la que decía lo que ningún diario decía y no podía ser censurada».
Como ejemplo, la mandataria mencionó la famosa tira publicada el 29 de junio de 1966, un día después del golpe militar de Juan Carlos Onganía, en la que sólo se ve la cara de Mafalda preguntándose: «Entonces, eso que me enseñaron en la escuela…»
A Kirchner le maravilló que el personaje siga gustando hoy pese al cambio de contexto histórico. «Mi hija de 23 años, que no conoció esa época y vivió siempre en democracia, se fascina con Mafalda».
La mandataria terminó por mencionar a modo de homenaje una lista de diversos autores argentinos, entre ellos Héctor Germán Oesterheld, desaparecido durante la última dictadura militar (1976-1982), el recientemente fallecido Juan Gelman, Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato.
«Hombres y mujeres de distintas visiones políticas e ideológicas que tuvieron algo en común: el arte, la posibilidad de transmitir emociones y pensamientos, de conmover», resumió Kirchner.
«Porque, ¿cuál es la principal función del arte? Conmover: el arte te provoca sensaciones. Si no te choca, si no te conmueve, está en discusión si es arte o un ejercicio teórico».
Pero la anécdota más jugosa del discurso de la presidenta fue cuando aseguró que había descubierto que compartía con el papa Francisco, su compatriota, el gusto por Leopoldo Marechal (1900-1970).
Kirchner consideró que el autor de «Adán Buenosayres», novela central en la literatura argentina, no recibe la atención que merece. «Como se lo identifica con el peronismo fue invisibilizado y olvidado», especuló.
Por eso recordó un diálogo que tuvo con el papa durante su visita esta semana al Vaticano. «El papa decía: ‘Qué bueno sería que recordaran a ese gran autor argentino’», lo citó Kirchner. «Así que vaya como pedido de su santidad que podamos recordar a ese gran argentino».
Por Pablo Sanguinetti