Los restaurantes de Culiacán echan de menos las propinas del «Chapo»

5996162wCiudad de México, 2 mar (dpa) – Durante 13 años, las autoridades mexicanas dijeron desconocer dónde se encontraba Joaquín «El Chapo» Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, pero en los restaurantes de Culiacán todo el mundo sabía cuándo iba a llegar el capo, que dejaba propinas de hasta 10.000 pesos (750 dólares).

«Había toda una economía en torno al señor. Los albañiles, los choferes, su gente cercana, los restaurantes, los salones de fiesta, varios sectores se comenzarán a venir abajo en su economía, pues dependían directamente de Guzmán», dijo un empresario en declaraciones que publica hoy el diario «Reforma».

«El Chapo», líder del cártel de Sinaloa, de 56 años, fue arrestado hace una semana en Mazatlán, una localidad turística de la costa del Pacífico, en el estado que da nombre a su organización.

Unos días antes había logrado escapar en Culiacán a través de una red de túneles subterráneos que se conectaban con la red de drenaje de Culiacán, capital de Sinaloa, y que hizo construir como vía de escape.

De acuerdo con el testimonio de hosteleros de Culiacán, «hasta 10.000 pesos daba el jefe a todos los meseros» como propina. «Nada excéntrico, sólo exigía que todo estuviera fresco», dijo uno de los empleados. «El Chapo» tenía preferencia por los mariscos y la carne asada. Los escoltas del narcotraficante avisaban que iba a llegar «el jefe» y recomendaban a los comensales no usar los teléfonos móviles y retirarse del restaurante cuando estaba «El Chapo». A cambio, él pagaba la cuenta de todos.

«Hasta las autoridades van a tener faltantes. Guzmán repartía el dinero a todo mundo», señaló el empresario entrevistado por el diario.

La detención de Guzmán se hizo sin disparos en un departamento de Mazatlán cuando estaba con su esposa -una ex reina de belleza-, sus dos hijas gemelas de dos años, dos empleadas y un guardaespaldas.

Cuatro días después del arresto, al menos 1.000 personas marcharon por calles de Culiacán y Guamúchil, en Sinaloa, para pedir su liberación y que no fuera extraditado a Estados Unidos.

Este fin de semana se hizo una «contramarcha» a favor de la «dignidad», la paz y la legalidad en Sinaloa, pero sólo congregó a un centenar de personas.

«El Chapo», considerado el narcotraficante más poderoso del mundo, se fugó en 2001 en un carrito de lavandería de la cárcel de máxima seguridad de Puente Grande, en el noroccidental estado de Jalisco, con la complicidad de custodios y directivos del penal.