Los rusos se preocupan por «su» península de Crimea

5814044wMoscú, 25 feb (dpa) – En hordas, los rusos viajan en tiempos de crisis en Ucrania a la península de Crimea, en el Mar Negro. Sin embargo, no son sólo turistas que aprecian el clima cálido, sino también preocupados emisarios de Moscú. Suponen que la península, objeto de disputas desde hace siglos, podría perder su autonomía, y de esa forma Rusia su enclave de la legendaria Flota del Mar Negro. El 56 por ciento de los rusos ve a Crimea, una república ucraniana autónoma, como su territorio.

Si bien oficialmente Moscú afirma que los militares rusos no aprovecharán de ninguna manera el vacío de poder tras la salida del presidente ucraniano Viktor Yanukovich para quedarse con Crimea, una frase del jefe de gobierno ruso, Dmitri Medvedev, pronunciada en la localidad rusa de Sochi, sobre el mar Negro, no muy lejos de Crimea, asustó a muchos ucranianos: «Existe un peligro real para nuestros intereses, así como para la vida y la salud de nuestra gente». ¿Significa eso una invasión de tropas rusas?

La doctrina militar de Moscú permite algo así si se trata de proteger a los propios ciudadanos en el extranjero. Medvedev creó esta posibilidad en sus tiempos de jefe del Kremlin, tras la guerra en el Cáucaso Sur en 2008, cuando Georgia perdió en el conflicto con Rusia el control sobre sus territorios separatistas de Osetia del Sur y Abjazia. En Crimea, el 60 por ciento de sus habitantes son considerados hoy en día rusos. Para Ucrania, viven allí siete millones de rusos, siendo la población total del país de 45 millones.

En tanto, en Moscú comenzó un debate acalorado acerca de si es necesario dar de forma masiva mediante procedimientos simples pasaportes rusos a los ucranianos. El Consejo de la Federación dice que se trata de ayudar a hermanos y hermanas en el país vecino. El diputado Leonid Sluzki explicó que se encuentra en Crimea para evaluar medidas de ayuda. En Moscú, el presidente ruso Vladimir Putin convocó al Consejo de Seguridad Nacional junto con los jefes de los distintos servicios secretos así como del Ministerio de Defensa, Interior y Exterior.

«Corrió mucha sangre para lograr la liberación de Crimea. Allí está anclada nuestra Flota del Mar Negro», dijo Valentina Matviyenko, presidente del Consejo de la Federación y miembro del Consejo de Seguridad Nacional a la radio Echo Moskvy. Tras visitar Crimea, destacó que Rusia reconoce su autonomía y que el gobierno allí aún está en condiciones de defender sus intereses. «Se están preparando, sin embargo, pasos para una reacción», dijo sobre el trabajo en el Consejo de Seguridad.

Los rusos sólo pueden intervenir según sus propias reglas si los dirigentes de la república autónoma ucraniana les piden expresamente ayuda. La línea roja, según Matviyenko, sólo será sobrepasada si fuerzas radicales de derechas del oeste nacionalista de Ucrania intentan con a mano armada establecer una dictadura en Crimea. «Eso no nos lo perdonaría nadie», afirmó Matviyenko.

Así y todo, tras el cambio de poder en Kiev, en la ciudad de Sebastopol, en Crimea, comenzaron las primeras grandes manifestaciones con el llamado de anexionarse a Rusia. No pocos habitantes de Crimea son de la opinión de que en el reino de Putin -a diferencia del caos en Ucrania- el nivel de vida aumenta y hay más orden y estabilidad.

También el presidente de la Rada Superior de la república autónoma se expresó preocupado por la crisis en el país, que está lejos de una solución. Además, crece la presión de los nacionalistas sobre los rusos y sus familias. La dirigencia en Crimea advirtió expresamente acerca de la creciente «confrontación en la sociedad». Eso, sin embargo, aún no suena a pedido de ayuda para Rusia.

Por Ulf Mauder