Primera prueba de resistencia en las negociaciones con Irán

5931838wViena, 17 feb (dpa) – La solución a la disputa nuclear con Irán debe ser «integral», una palabra clave en las negociaciones de Ginebra entre el país persa y el grupo 5+1 (países con derecho a veto en la ONU y Alemania) que significa, sencillamente, nada de medias tintas.

El primer paso, como la reducción del enriquecimiento de Uranio a cambio de una relajación de las sanciones, ya se ha efectuado con éxito. Tras décadas de distanciamiento, crece la confianza en Irán. Pero diplomáticamente, lo más duro está por venir.

«Que simplemente continúe este clima positivo sería demasiado poco», dijo el experto en Irán de la fundación berlinesa Ciencia y Política (SWP), Walter Posch. El impulso de Ginebra, la cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la aplicación hasta ahora sin dificultades de los compromisos de ambas partes han aumentado las expectativas. «Las dos partes acuden ahora con más confianza a esta segunda ronda», añadió Posch.

En cualquier caso, el compromiso es avanzar en contenido en el plazo previsto. Hay seis meses de tiempo para, como dejó claro Washington, sentar las bases de una solución integral. No obstante, formulación deja espacio para que el acuerdo se pueda terminar de negociar una vez acabado el plazo. «Si se llega al 80 por ciento, estaríamos dentro de plazo», asegura Posch.

Pero aún quedan temas por aclarar: ¿Se puede impedir que el plutonio del reactor de agua pesada de Arak se utilice para fabricar bombas nucleares? ¿Tiene o tuvo Irán objetivos militares vinculados a su programa atómico? Según el experto alemán, es precisamente esa mirada al pasado lo que podría generar problemas: se trata de mantener el tipo y la credibilidad, también para la actual cúpula liderada por el presidente Hassan Rohani, que formó parte del Consejo Nacional de Seguridad en Teherán y participó en todas las decisiones estratégicas.

Pero sin dudas, esa «ventana de oportunidad» de la que hablaba en Ginebra el secretario de Estado norteamericano John Kerry sigue ampliamente abierta. Y también el presidente Barack Obama subraya una y otra vez lo mucho que se toma en serio las negociaciones nucleares pues, en última instancia, se trata a su juicio de una cuestión de guerra y paz. Pero lo más difícil está por venir: si la cúpula iraní no aprovecha su ocasión, barajará todas las opciones.

También el ministro persa del Exterior, Yawad Sarif, advierte del riesgo de un «optimismo exagerado». «Ahora llega el momento de los detalles, y la experiencia dice que ahí es donde se esconde el diablo», señaló. Pero el tiempo es un lujo que ni Sarif ni Rohani pueden permitirse: debido a las sanciones, especialmente el embargo petrolero aún vigente, el país continúa hundido en una crisis económica.

Rohani y Sarif sólo pueden justificar ante sus rivales en el Parlamento las concesiones en las negociaciones nucleares si a cambio son capaces de mostrar avances en la situación económica. «Para Irán, la disputa nuclear no sólo es un reto político hacia el exterior, sino también un desafío en política interior», afirma un diplomático de la Unión Europea en Teherán.

Para Obama, en cambio, la situación está clara: si las negociaciones fracasan, no habrá más argumentos para impedir que Israel ataque las instalaciones nucleares iraníes. Y si Israel ataca, como se teme en Washington, el Ejército estadounidense podría verse rápidamente arrastrado, lo que supondría una pesadilla para Obama.

Por Peer Meinert y Matthias Röder