Palma, 7 feb (dpa) – Un negocio. Eso es el caso de corrupción que hace temblar a la monarquía española para bares, cafeterías y hoteles de las inmediaciones del juzgado de instrucción número 3 de Palma de Mallorca, donde la infanta Cristina de Borbón declarará mañana sábado como imputada.
«Vamos como locos y mañana esto va estar hasta arriba». Habla Paula en el restaurante «Es Suprem», un negocio familiar abierto desde la mañana hasta la noche, donde tanto se desayuna, como se come o se toma un tentempié a media mañana. «Este mes le pido a mi padre un sobresueldo por trabajar estos días».
Situado justo enfrente de la rampa por la que la hija pequeña del rey Juan Carlos bajará mañana a pie o en automóvil hasta la puerta del juzgado, el lugar estaba hoy hasta arriba.
El establecimiento, donde Paula, su madre y su hermano trabajaban sin parar pero sin perder la sonrisa, es centro de reunión de periodistas que cubren el «caso Nóos». Por su ubicación privilegiada y porque mañana sábado, al estar cerrado el edificio de los juzgados, no habrá sala alguna en la que trabajar.
Con la declaración de la infanta sube estos días la caja de «Es Suprem», mientras Paula y su madre son reclamadas por los periodistas en busca de testimonios de color para sus crónicas y para directos de televisión y radio.
«Ahora mismo no puedo porque estoy sola. Mi madre está grabando fuera con la tele y no puedo dejar a los clientes. Pero si llamas más tarde, te atiendo».
El telefóno tuvo momentos de no dejar de sonar este viernes por la mañana, mientras por el lugar se movían trípodes y objetivos y sus mesas hacían las veces de escritorio de redacción.
Encima de «Es Suprem» las cámaras se han hecho fuertes. El balcón del primer piso del número 15 de la calle Parellades, la trasera de los juzgados, ha sido alquilado por 1.500 euros (unos 2.000 dólares). «Son 1.500 euros, no las barbaridades que se están escribiendo por ahí», insistía hoy Mari Ángeles, una de las vecinas, a la entrada del portal.
Tiene las mejores vistas de la rampa, el lugar más apropiado para tomar las imágenes históricas de una infanta de España entrando al tribunal para prestar declaración como imputada en el caso de corrupción que protagoniza su marido.
Iñaki Urdangarin está acusado por el juez de haberse apropiado de casi seis millones de euros de dinero público junto con su socio desde el Instituto Nóos, una organización que en teoría no tenía ánimo de lucro. Y el magistrado considera que la infanta pudo cometer fraude fiscal y blanqueo de dinero como copropietaria de Aizoon, la empresa a la que se desvió presuntamente gran parte del dinero malversado.
Los dueños del balcón lo alquilaron ya las dos veces que Urdangarin declaró como imputado -en febrero de 2012 y de 2013- ante el juez José Castro, el magistrado que ha sentado a los duques de Palma ante la Justicia.
«Las declaraciones del ‘caso Nóos’ se han convertido en un negocio para el barrio», confirmaba otro vecino.
Esta vez son 350 los periodistas acreditados de más de 90 medios, muchos de ellos internacionales llegados de fuera de Mallorca y quienes tuvieron que buscar alojamiento en Palma.
«Los hoteles que hay aquí cerca hace ya tiempo que no tienen habitaciones libres», contaba hoy una funcionaria del juzgado. Un poco más lejos, a diez minutos andando, las reservas hoteleras fueron más fáciles para los rezagados.
Por Sara Barderas