Pekín, 26 ene (EFE).- Un tribunal chino condenó hoy a cuatro años de prisión a Xu Zhiyong, fundador del movimiento «Nuevo Ciudadano» que pide transparencia al Gobierno, por «alterar el orden público», un duro golpe a la disidencia que evidencia el doble rasero de Pekín con la corrupción.
La condena fue anunciada por el Tribunal Intermedio número 1 de Pekín en su cuenta oficial en internet, mientras a sus puertas esperaban periodistas y diplomáticos, entre un fuerte despliegue de seguridad que se extendía a las calles colindantes.
«Esto destruye lo que le quedaba de dignidad al sistema legal chino», dijo Xu al oír las conclusiones de los jueces, según explicó a la salida su abogado Zhang Qingfang, quien fue rápidamente introducido en un furgón policial tras criticar ante los medios que el proceso había sido «injusto».
El juicio a Xu, abogado de profesión y catedrático en la Universidad de Telecomunicaciones de Pekín, se celebró el miércoles a puerta cerrada -a pesar de que se había anunciado como público- y no pudieron comparecer los testigos de la defensa de Xu.
Por esa y otras irregularidades, como no permitir la entrada de diplomáticos a la audiencia, Xu decidió mantenerse en silencio durante las seis horas de la vista, a cuyo inicio intentó leer una declaración, pero el tribunal se lo impidió.
Antes de ser retenido por la policía, el letrado de Zhang dijo que debía hablar con Xu antes de apelar la sentencia.
Según pudo constatar Efe, a las puertas del tribunal se vivieron momentos de tensión entre policías o agentes vestidos de paisano y reporteros, quienes fueron hostigados para que evacuaran la zona a pesar de encontrarse en una zona pública.
La actuación policial y la pesada condena evidencian la sensibilidad del asunto para el Gobierno, que desde marzo ha detenido a una veintena de miembros o simpatizantes de «Nuevo Ciudadano», que pide a los líderes que publiquen sus bienes para luchar contra la corrupción.
Xu es considerado por muchos como un activista moderado pues siempre ha defendido «construir, no derrocar» el régimen.
«El hecho de que Xu, conocido por ser moderado, sea encarcelado evidencia la poca tolerancia de los líderes con la disidencia o cualquier acto que perciban como una amenaza al poder», manifestó a Efe Maya Wang, investigadora de Human Rights Watch (HRW) en China.
Doctorado por una de las universidades más prestigiosas de Pekín, Xu fue arrestado formalmente en julio de 2013 después de meses de detención domiciliaria ilegal.
La comunidad internacional ha denunciado el caso de Xu, a quien consideran un preso de conciencia, y de los otros activistas -hasta seis más- que han sido o serán también procesados por los mismos cargos.
«La Unión Europea pide a las autoridades chinas que liberen inmediatamente a Xu Zhiyong y otras personas que han sido procesadas por expresar sus opiniones pacíficamente», exigió hoy Raphael Droszewski, representante de la embajada de la UE en Pekín, a las puertas del tribunal.
En esta misma línea, se expresó el director de HRW en Asia, Brian Adams, que aseguró que la condena «es un pretexto para desanimar las protestas contra la corrupción» que muestra la doble cara del presidente chino, Xi Jinping.
«Ha convertido la lucha contra la corrupción en el eje central de su presidencia, pero cuando un ciudadano lucha por la misma causa, le mete en prisión. Esta hipocresía convierte su campaña en una burla», indicó.
Xu, el activista más prominente condenado en el último quinquenio, contó con el visto bueno del Gobierno hasta que comenzó a defender su plan contra la corrupción y pasó a ser perseguido.
Tras conocerse la condena, amigos del activista como el abogado Teng Biao alertaron de que la presión del Gobierno contra la disidencia será mayor en los próximos años, pero aseguraron que la resistencia civil también se incrementará.
«La encarcelación de prisioneros de conciencia, de defensores de los derechos humanos es inevitable; irá a más», dijo Teng en Twitter y aprovechó para lanzar un mensaje de esperanza: «pero, mientras nosotros podemos perder muchas veces, ellos sólo pueden una».