Los empresarios temen las consecuencias de las protestas de Tailandia

5763200wthaiBangkok, 12 ene (dpa) – Junto al Monumento a la Democracia de la ciudad vieja de Bankok bullen las ventas. En esta zona donde abundan los opositores al gobierno, todo lo que tenga los colores de la bandera tailandesa (azul-blanco-rojo) se vende a un ritmo trepidante: cintas para el pelo, pendientes, camisetas y, sobre todo, silbatos.

Son los símbolos de los manifestantes que quieren derrocar al Ejecutivo. «¡Oferta! Sólo 20 baht», grita una mujer que vende silbatos a unos 44 céntimos de euro (0,60 céntimos de dólar).

Pero a pocos kilómetros de distancia, los ánimos son mucho más sombríos. En el barrio de negocios de la capital los jefes de las asociaciones empresariales se llevan las manos a la cabeza, pues temen que las continuas protestas tengan consecuencias negativas.

«Debemos estar preocupados», afirma el presidente de la cámara de comercio germano-tailandesa, Karl-Heinz Heckhausen. «Estoy negociando con un gran inversor que quiere construir una fábrica aquí. Y su actitud ahora es bastante reservada», explica. «La reputación de Tailandia está en peligro. También los pedidos se resentirán por ello», opina Heckhausen.

«El caos político lastra la confianza y podría suponer inmensas pérdidas para la economía, mediante una caída del gasto, de las inversiones y el consumo y de los viajes de tailandeses y extranjeros», afirma la Universidad de la Cámara de Comercio Tailandesa. Según sus cálculos, dos semanas de manifestaciones podrían tener un coste de 40.000 millones de baht (890 millones de euros/1.200 millones de dólares).

Los manifestantes quieren bloquear mañana lunes el tráfico de la capital y cortar el suministro de agua y electricidad a los ministerios «hasta que Yingluck y el clan Shinawatra se vaya», como proclama el líder de las protestas, Suthep Thaugsuban.

La oposición acusa de corrupción a la familia de la primera ministra, Yingluck Shinawatra. Y Suthep quiere impedir las elecciones anticipadas convocadas para el 2 de febrero, que Yingluck podría ganar con el apoyo de la población empobrecida. El líder opositor quiere que se forme un gobierno de transición sin pasar por las urnas.

En las calles de Bangkok ya hubo manifestaciones multitudinarias en 2006, 2008 y 2010, pero no tuvieron grandes consecuencias para la economía. «Hasta ahora las protestas han tenido poca influencia en el comercio», afirma Hans Porschen, dueño desde hace años de un negocio de importación y exportación en la capital tailandesa. «A mí nunca me cancelaron un pedido», agrega.

Al contrario que las inundaciones de 2011, que anegaron muchas fábricas extranjeras y paralizaron la producción durante semanas, la ocupación de Bangkok no perjudicaría a las exportaciones, afirma Chao Kaengchon, economista del instituto de análisis del banco Kasikorn. «La mayor parte (del comercio) fluye por el puerto de Laem Chagang», explica, 130 kilómetros al sureste de Bangkok.

Pero estas nuevas protestas llegan en un momento difícil. La economía tailandesa se resiente desde hace tiempo y en 2013 el crecimiento cayó al 2,7 por ciento, tras un 6,5 por ciento registrado el año anterior. «Con el conflicto político y sin una luz al final del túnel, contamos con un crecimiento máximo del 3,7 por ciento en 2014», vaticinan los expertos del banco Kasikorn.

Un paquete de inversiones públicas de 50.000 millones de euros, que debía impulsar la economía, quedó paralizado hasta las elecciones. Y la moneda oficial, el baht, cayó un 5 por ciento respecto al euro en los últimos 12 meses, lo que encarece las importaciones.

Uno de los vendedores de la zona donde se reúnen los manifestantes reconoce que las protestas son negativas para la economía. Pero el límite de tolerancia con los gobiernos Shinawatra se ha sobrepasado, argumenta. «Tenemos que asumir pérdidas a corto plazo para reflotar el país a la larga», asegura. Y eso, en su opinión, sólo puede ocurrir sin el clan Shinawatra.

Por Christiane Oelrich