Por Berti Kolbow-Lehradt (dpa) – El formato PDF (portable document format) fue creado inicialmente para generar un documento que se viera de la misma manera en cualquier aparato, sin importar el sistema operativo, los tipos de letra instalados o los controladores de las impresoras. Por eso, todo el texto, las imágenes, gráficos o tablas tienen su lugar específico en el archivo, que no se puede modificar.
Lo malo es que también quedan grabados irremediablemente los errores de tipeo o de diagramación que se pasaron por alto. Ello ha dado impulso al deseo de poder editar de forma directa un PDF. «Sería necesario para las correcciones rápidas o cuando los datos originales no están disponibles», afirma Andrea Trinkwalder, experta en software utilitario de la revista especializada «c’t».
Los editores de los documentos suelen tener problemas con la reconstrucción de los documentos originales. «Debido a las limitaciones técnicas, un PDF no se puede editar de la misma manera que un Word».
«Cuando se trata de cambiar una foto o modificar una frase, con algunos programas funciona bien», señala Trinkwalder. Pero para editar varios párrafos hace falta el documento original, y se trata de editores que en algunos casos cuestan bastante dinero.
En una comparación hecha por «c’t» fue elegido como mejor editor para el trabajo diario el Infix PDF-Editor Professional 6 de Iceni Technology (130 euros/180 dólares). Una buena opción calidad-precio es PDF-XChange Editor de Tracker Software (32 euros/43 dólares).
A favor de la versión 11 del Acrobat Professional de Adobe, pionero del formato y bastante más caro (665 euros/900 dólares), habla el hecho de que incluye bien todos los diferentes estándares de PDF. Los documentos editados con este programa se pueden archivar sin problemas a largo plazo (PDF/A) y enviar a impresión (PDF/X).
Pero, ni el líder Adobe ni sus competidores permiten cambiar de forma ilimitada la presentación de un documento. Un punto problemático son todos los elementos de texto que no se encuentran en columnas de un ancho determinado, por ejemplo los objetos rodeados de texto. En esos casos puede pasar que se destruya la estructura del documento, lo que producirá que la impresión salga mal.
Los editores PDF no aspiran a ser programas de edición de texto y gráficos. «No competimos con los programas de office o de diseño», señala Ulrich Isermeyer, gerente de Adobe, firma creadora del formato hace 20 años.
Los programas de PDF pueden editar, producir o unir documentos. Reúnen por tanto muchos procesos en una misma superficie y ofrecen para ello muchas funciones específicas para usuarios profesionales. Salvo la edición, la mayoría de las herramientas son gratuitas. «Quien no tenga problemas en combinar diferentes herramientas puede ahorrarse dinero», opina Andrea Trinkwalder.
Todos los programas de texto como Word, OpenOffice, LibreOffice, Writer o Pages permiten exportar documentos como PDF. Si la función no viene incluida, se puede guardar un documento como PDF con el freeware PDFCreator (http://dpaq.de/gOCTk) de PDFForge. Para unir diferentes documentos o dividir uno, se puede usar el software gratuito PDFsam (http://dpaq.de/43WAu), de la misma empresa.
No hay editores gratuitos. Para editar un documento de Word que ya no se tiene solamente se puede intentar reproducir el PDF lo más fielmente posible en su formato original, una opción que ofrece de forma gratuita PDF To Word Converter (http://dpaq.de/dufu9) de Hodes Software, que se financia a través de publicidad.