NUEVA DELHI (dpa) – La brutal violación en grupo de una joven india hace un año sacudió las conciencias del país. La gente salió a la calle a pedir más seguridad, discutía en las cenas sobre la enraizada misoginia en India, las agresiones sexuales comenzaron por fin a ser denunciadas ante la policía y la presión al gobierno fue tal que tuvo que actuar. Pero, ¿concretamente, qué ha cambiado en estos 12 meses en la India?
LEGISLACIÓN: Desde marzo, los violadores podrían enfrentarse incluso a la pena de muerte en los casos más graves. También hay mayores condenas para quienes atacan con ácido, los acosadores, voyeurs y traficantes de personas. Sin embargo, siguen sin castigarse las violaciones dentro del matrimonio, y tampoco hay leyes que protejan a las víctimas, por lo que muchas mujeres retiran sus denuncias ante las amenazas de sus verdugos. «No se ha creado ningún sistema o institución que ayude a las supervivientes de ataques sexuales», lamenta la abogada Indira Jaising.
DENUNCIAS: Pese a todo, cada vez más mujeres se atreven a denunciar los ataques sufridos. En la capital, Nueva Delhi, la cifra de denuncias por violación se ha duplicado. «Es un nuevo fenómeno, algo excepcional», opina la historiadora y socióloga Jyoti Atwal, de la universidad Jawaharlal Nehru. También algunas instituciones estatales como su universidad han aprobado normativas sobre cómo tratar a las víctimas.
MACHISMO: Muchos hombres tienen más cuidado ahora que cada vez menos mujeres guardan silencio. Se ha acusado tanto al famoso periodista Tarun Tejpal como al gurú hindú Asaram o al ex magistrado A.K. Ganguly. «Hoy en día nos da miedo hablar con mujeres», bromeaba recientemente el ministro de Nuevas Energías, Farooq Abdullah, apuntando que de no tener cuidado se puede acabar en prisión.
INFORMACIÓN: Cada vez más casos terribles de violencia sexual salen a la luz, ya no en secciones secundarias sino en la portada de los diarios. Tampoco en el panorama mediático domina ya el nepotismo de asociaciones masculinas. Alentadas por las redes sociales, las mujeres son cada vez más conscientes de su talento y han sabido escalar, escribe Srijana Mitra Das en «The Economic Times». Hoy en día, aproximadamente la mitad de las reporteras son mujeres.
ELECCIONES: En las elecciones municipales de Delhi los partidos se dirigieron por primera vez directamente a sus electoras. Les pidieron su apoyo con propaganda tanto online como los anuncios de radio o carteles en las calles. La columnista Shobhaa De escribe en «The Times of India» que «la ira de las mujeres» ha ganado los comicios. Y es que éstas, señala, estaban hartas de apatía política y eligieron el cambio.
SOCIEDAD CIVIL: De una vez por todas, en la India fue posible hablar en el seno familiar sobre violencia de género, y meses después el tema no se barrió bajo la alfombra. La violencia machista ha sido derrotada por el arte urbano, exposiciones, piezas teatrales, foros literarios o proyectos escolares. La iniciativa «Blank Noise», por ejemplo, convierte por las noches las calles más solitarias en lugares seguros gracias a un par de mesas y luces.
POLICÍA: El 181 fue introducido en Delhi como el número al que pueden llamar las mujeres en apuros, aunque aún no se ha puesto en marcha en el resto del país. También se prometió la formación de mujeres para que en cada comisaría haya al menos una agente de policía. Sin embargo, debido a la agotadora burocracia india, su aplicación aún tarda.
BOLLYWOOD: Desde hace décadas, la industria cinematográfica india define el amor de la siguiente manera: un hombre persigue a una hermosa mujer, que no tiene un trabajo serio. Ella se resiste, pero él sigue intentándolo de todas las formas posibles hasta que ella finalmente cae. La superestrella Shah Rukh Khan prometió que mostrará el nombre de la protagonista junto al suyo en los créditos y el cineasta Farhan Akhtar inició la campaña «hombres contra la violación y la discriminación». Pero en la gran pantalla todo sigue como siempre. «Y no cambiará tan rápido», afirma la crítica de cine Suparna Sharma.
Por Doreen Fiedler