Barcelona, 5 dic (EFE).- La última colaboración entre el escritor Juan Goytisolo y el artista Frederic Amat ha dado como resultado el «sainete ibérico» titulado «Memorias de tortuga», un cortometraje sobre la memoria histórica en el que el autor barcelonés se arranca a cantar desde marchas militares a sones del caribe.
Unas horas antes de proyectarse esta «experiencia cinematográfica» de media hora de duración en el CaixaFórum Barcelona, sus artífices, junto con el cantante Albert Pla y el titiritero Joan Baixas, protagonistas de la pieza, han explicado cómo surgió la idea y cómo fue su plasmación desde el verano de 2012 hasta mayo de 2013.
Amat ha comentado que tras colaborar con Goytisolo en la ópera «El viaje a Simorgh», basada en su libro «Las virtudes del pájaro solitario», es habitual que ambos se vean en Marraquech, donde reside el novelista, o en la Rambla del Raval de Barcelona en sus esporádicas visitas a la ciudad.
En uno de esos encuentros barceloneses, Goytisolo le entregó un sobre cerrado con un texto inédito, «Memorias de tortuga», que sugería que fuera convertido en un montaje teatral, con él cantando los temas musicales más recurrentes de su infancia y juventud.
Sin embargo, Amat pensó que sería más acertado convertir aquellas palabras en una película que desvelara los «estratos de la memoria», desde la Guerra Civil española, en la que la madre del escritor murió en uno de los bombardeos, hasta la muerte del dictador Francisco Franco, en 1975.
Dos tortugas, llamadas J y G, conversan ante el espectador sobre los diferentes acontecimientos sucedidos durante este período histórico, aunque tampoco obvian la guerra de Irak, ni la burbuja inmobiliaria o la actual crisis económica, con el trasfondo de diferentes músicas como el Himno de España con letra mariana, el Virolai, el Carrascal, o el Himno de Riego.
Goytisolo ha comentado que se trata de un texto que surgió en una temporada de insomnio, en la que en su memoria «sólo afloraban canciones» y recuerda: «todo lo que trataron de encajar en mi cabeza desde el final de la Guerra Civil hasta que me fui de España no recuerdo nada».
«Sólo quedaban -ha proseguido- unas canciones horribles, militares, falangistas, la Marcha Real o temas del barrio chino, algunos obscenos, que cantaban personas como la Bella Dorita».
El escritor ha sostenido que todo lo que ha ido aprendiendo en su vida ha sido por su cuenta, gracias a la biblioteca que tenía su madre, a los libros que se compraba en la calle Aribau y a una curiosidad intelectual que no se correspondía en nada con lo que le enseñaban.
Además, no ha obviado que para acabar de armar el relato tuvo en cuenta las tortugas que tiene en su casa marroquí, que pasan parte del año hibernando, escondidas bajo los muebles, sólo despertando despistadas cuando él las encuentra y las coloca cerca de una estufa.
«Me di cuenta -ha agregado- que mi vida era muy parecida a la de esas tortugas».
La película, que también cuenta con la participación del grupo CaboSanRoque, empezó a tomar forma cuando en el verano de 2012 Amat y Goytisolo grabaron varias canciones en la Cinémathèque de Tánger y acabó de plasmarse entre el 1 y el 3 de mayo de 2013, cuando Albert Pla y Joan Baixas dieron vida a las tortugas en un rodaje en la sede de la productora barcelonesa «nueveojos».
Goytisolo ha bromeado que aunque sea el cantante de la película no quiere ser el sucesor de Manolo Escobar ni competir con nadie del ámbito musical. «Pero quería que fuera mi voz la que apareciera, porque es la memoria. Es la basura de la época atesorada en mi cabeza. Y, además, tengo buen oído», ha apuntado.
Los dos actores han coincidido en que,a pesar de ser un rodaje corto, no fue fácil, puesto que permanecieron siempre estirados, bajo unos caparazones, que remiten a los cachivaches que trasladan de un sitio a otro los vagabundos.
La película acaba con un homenaje al esperpento con la aparición del escultor Pep Durán, transmutado en un limpiabotas borracho, una figura habitual junto a un prostíbulo de la calle Robadors de la Barcelona de hace setenta años.