Un año sin Oscar Niemeyer

NIEMEYER--644x362Río de Janeiro, 4 dic (dpa) – El arquitecto brasileño Oscar Niemeyer estaba a punto de cumplir 105 años cuando el 5 de diciembre de 2012 falleció a causa de las complicaciones de una insuficiencia respiratoria. Justo en vísperas del primer aniversario de su muerte, una de sus obras más emblemáticas protagonizó otra triste noticia.

El auditorio Simón Bolívar de Sao Paulo, que integra el Memorial de América Latina, fue devastado por las llamas, al parecer provocadas por un cortocircuito. Éstas no sólo destruyeron el 90 por ciento del anfiteatro que tiene capacidad para 1.600 personas, sino que además se teme que hayan devorado planos originales del laureado «padre» de la capital brasileña Brasilia, que se presume estaban guardados en el lugar.

Realizado junto al antropólogo brasileño Darcy Ribeiro, el Memorial fue construido como lugar de confluencia de las expresiones artísticas y culturales de todos los países latinoamericanos. El auditorio siniestrado, una de las obras centrales del centro cultural, puede llegar a tener que ser demolido según informó la Defensa Civil, que aguarda nuevos peritajes para tomar la decisión.

La muerte del «penúltimo comunista», según lo calificó hace unos años su entrañable amigo y «camarada» Fidel Castro, conmocionó a Brasil y al mundo. En el primer aniversario de su muerte, el comunista convicto y ateo declarado será homenajeado en su Río de Janeiro natal con una misa que organizará la fundación que lleva su nombre, informó a dpa la entidad.

Revolucionario y soñador, el «poeta» de una arquitectura que, afirmaba, «no acepta reglas», dejó como legado una obra que buscó en las líneas curvas, a las que defendía frente a la «frialdad del ángulo recto». Una armonía con el universo, que «está hecho de curvas».

Tras vivir más de un siglo y morir diez días antes de cumplir 105 años reverenciado por el mundo, Niemeyer, quien siempre se consideró «un ser humano como cualquier otro, que nació, vivió y murió», se despidió convencido de que la vida «es un soplido, un minuto».

No obstante, su portentosa obra, que se puede apreciar en su Brasil natal y también en magistrales creaciones por el mundo, como las sedes del Partido Comunista Francés, la de la editorial Mondadori en Italia, el centro cultural que lleva su nombre en España, o en el Puerto de la Música, en la ciudad argentina de Rosario, ha hecho lo que su materialismo marxista negó una y otra vez: lo hizo inmortal.

Por Ana María Pomi