Bangkok, 3 dic (dpa) – Procurar a familiares y amigos puestos lucrativos es moneda corriente en el día a día de la política en Asia. Empresarios sobornan empleados públicos a cambio de contratos millonarios. Es ver «la política como un autoservicio», según lo define un analista en Bangkok. Muchos tailandeses se han hartado de ello.
Los manifestantes en Tailandia quieren derrocar el gobierno. ¿Por qué el gobierno no convoca elecciones anticipadas?
La jefa de gobierno Yingluck Shinawatra ha esbozado esa posibilibidad pero una convocatoria de elecciones anticipadas no ha calmado los ánimos. Su partido, Pheu Thai, volvería a ganar con toda posibilidad, con lo que todo quedaría igual.
Si el partido cuenta con tanta popularidad ¿Cómo es que decenas de miles de personas están indignadas con el gobierno?
Tailandia cuenta con 67 millones de habitantes. Dos tercios de ellos viven en áreas rurales y de ahí procede la base de poder de Pheu Thai. Las manifestaciones se dan sobre todo en el sur del país, y los manifestantes suelen ser gente con instrucción y una mejor posición económica.
¿Por qué están tan divididos ambos bandos?
Los manifestantes pertenecen a los cerca de tres millones de personas que pagan impuestos en el país, según las estimaciones. Con su dinero el gobierno financia un sistema que garantiza precios por encima del mercado a los agricultores de arroz, que no pagan ningún impuesto.
Pero elevar el estándar de vida de la población rural ¿es una política a la que los urbanitas también contribuyen?
Tailandia no tiene una cultura de compromiso en la política. Todo aquel que gobierna sirve los intereses de sus electores, así como los intereses propios, según apuntan los críticos. Durante décadas fue la clase formada la que gobernó el país. En 2001 llegó Thaksin Shinawatra, el hermano de la primera ministra. Exigió el despertar político de la población pobre y se aseguró su lealtad y sus votos con medidas populistas. Es por ello que el viejo «establisment» se ha visto y se ve limitado.
¿Cómo se pueden superar estas profundas diferencias?
De esta cuestión se ocupan políticos y académicos desde hace algunos años. El líder de las protestas Suthep Thaugsuban quiere que un grupo de tecnócratas asuma el gobierno para crear una nueva cultura política sin compra de votos tal como es moneda frecuente en Tailandia y muchos países asiáticos, y sin la posibilidad de utilizar los cargos públicos en beneficios propio.
¿Quién nombraría a esos tecnócratas? ¿Por cuánto tiempo gobernaría? ¿Quién supervisaría su trabajo?
Son todo preguntas a las que Suthep no ha dado hasta el momento ningún tipo de respuesta. Existe en Tailandia un ejemplo en la historia reciente de Tailandia que hasta la fecha está considerada como una fase modelo en política: tras el golpe de 1991, el Ejército nombró al reputado diplomático y empresario Anand Panyarachun jefe del gobierno de transición. Panyarachun nombró un gabinete de tecnócratas que elaboró 380 leyes y una Constitución progresista antes de que se convocaran elecciones. Anand tiene en la actualidad 81 años.
Por Christiane Oelrich