Santiago de Chile, 29 nov (dpa) – El casi seguro triunfo de la abanderada opositora y ex presidenta Michelle Bachelet sobre la oficialista Evelyn Matthei, además del voto voluntario, ha estimulado el fantasma de la abstención en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el 15 de diciembre próximo en Chile.
Casi todos los esfuerzos que han desplegado ambas candidatas en estos días han estado dirigidos a convencer a los chilenos de que concurran a las urnas.
Razones para reiterar el llamamiento lo tienen de sobra, porque preocupó mucho que en la primera vuelta electoral del pasado 17 de noviembre la mitad de los 13,5 millones de chilenos habilitados para sufragar se quedara en casa.
“Todo el mundo da por hecho que “(Michelle) Bachelet será la presidenta de la República”, por lo que “el incentivo para ir a votar es bajo”, explicó Marta Lagos, socióloga y directora de la encuestadora “Mori”.
Las cifras no dejan de darle la razón: Bachelet, la candidata de la centroizquierda y ex presidenta de Chile (2006-2010), consiguió un 46,69 por ciento de los sufragios, es decir que le faltaron poco más de tres puntos para haber logrado su segundo mandato hace ya dos semanas.
Su rival, Evelyn Matthei, ex ministra del Trabajo en el gobierno conservador del actual presidente Sebastián Piñera, reunió el 25,02 por ciento de los votos.
Así, tras la primera vuelta, la brecha entre ambas fue de un abrumador 21,67 por ciento, casi un millón y medio de votos favorable a la candidata socialista.
Un hecho significativo y que según comentaristas políticos locales impidió que Bachelet ganara en primera ronda, fue la dispersión de votos por la inédita participación de nueve candidatos a la primera magistratura del país.
Además del casi seguro triunfo de Bachelet en la segunda vuelta, otro factor que ha influido en la baja participación de los chilenos es la implantación del voto voluntario, sistema que por primera vez se utiliza en una elección presidencial en Chile.
Por ello, Marta Lagos, que pronostica que en la segunda vuelta la participación bajará del 49 por ciento, asegura que después de esta selección el país volverá al voto obligatorio, porque con él se asegura una mayor concurrencia a las urnas.
“¿De qué sirve ganar con el 60 por ciento de los votos si sufragan cinco millones y medio de personas (…) y otros siete millones y tanto de electores no sufragan?”, se preguntó Lagos.
Un hecho como ése es un golpe “muy fuerte al sistema político”, concluyó la experta, en declaraciones que recogen medios locales.
A pesar de los sombríos pronósticos respecto de la participación ciudadana, ambas candidatas se están movilizando para encantar especialmente a los que no se aparecieron por las urnas en la primera vuelta.
Mientras Bachelet los invita a votar para conseguir una victoria que no deje lugar a ninguna duda sobre un contundente respaldo a su eventual gobierno, Matthei está convencida de que con los sufragios que obtuvo en primera ronda, más el de los que se restaron, es posible vencer a la candidata de la centroizquierda.
De hecho, su eslogan de campaña para la segunda vuelta es el ya conocido “Sí, se puede”. Y el de la candidata socialista es “Todos con Bachelet”.
Por Carlos Dorat