Entrevista con Michael Haneke : «La cultura puede fortalecer Europa»

5756848wBerlín, 27 nov (dpa) – Con fama de ser uno de los cineastas más turbadores del panorama actual, el austríaco Michael Haneke estrenó el pasado invierno en Madrid su versión de «Così fan tutte», su segunda aventura en la ópera. Con motivo de la presentación del DVD de ésta en Berlín, Haneke habló con dpa de la polémica en torno a Gerard Mortier, los problemas que atraviesa el cine europeo y su forma de hacer y entender el séptimo arte.

dpa: En España hubo una controversia en torno a Mortier, destituido como director artístico del Teatro Real, y su forma de entender la ópera. ¿Qué imagen le dejó después de trabajar codo a codo junto a él? ¿Cómo describiría esa experiencia?

Haneke: Fue maravillosa. Mortier fue el primero que me preguntó en Salzburgo si me veía dirigiendo una ópera. Luego me ofreció «Così fan tutte» y no supe si me atrevería. Nunca había trabajado con alguien tan metido en su oficio y tan dispuesto a colaborar. Es un hombre dispuesto a todo para crear condiciones óptimas para su obra. Soy un fan total de él.

dpa: Se habla de Mortier como el «enfant terrible» de la ópera, y su gestión es muy polémica. ¿Qué opina de eso?

Haneke: Hasta donde sé, la escena operística en España estaba un tanto adormecida. Y desde que Mortier asumió la dirección del Real, el público se rejuveneció. Siempre tuvo una gran actuación en cada sitio donde estuvo, también en los Festivales de Salzburgo. Es un luchador. Hay muy pocos directores artísticos como él, y yo me beneficié de eso.

dpa: Su «Così fan tutte» fue muy celebrada en Madrid. ¿Volveremos a verlo pronto al frente de otra ópera?

Haneke: Por el momento no tengo nada previsto. Hay muchas óperas que me gustaría poner y a mi edad debo calcular bien cuántas producciones podré hacer aún. Quiero hacer sólo lo que me parezca ineludible. Por otro lado, haciendo películas soy más eficiente. El cine es más gratificante para mí, y no porque gane más (ríe). Pasar seis u ocho semanas escuchando esta música maravillosa cada día es un regalo, pero de algún modo tengo la sensación de que ahora debo volver a trabajar en serio.

dpa: El nuevo marco regulatorio europeo impulsa la ayuda estatal al cine a todos los niveles. ¿Debe Europa seguir protegiendo su forma de hacer cine frente a los grandes estudios de Hollywood?

Haneke: Sin el principio de subsidios el cine europeo no existiría en absoluto. En países que cuentan con pocos fondos, como Austria, es muy complicado mantener la cultura en pie. Y en países donde hay verdadera necesidad, como por ejemplo España, es casi imposible. Para «Così fan tutte», por ejemplo, necesitamos una veintena de figurantes. Resultaron ser todos actores desempleados. Estaban todos muy agradecidos por poder trabajar. Es una situación horrenda. Por otro lado, el país no puede sacar dinero de la nada. La pregunta es qué importancia le da un país a la cultura. Sin ese «paraguas» europeo, no habría más cultura. Y la cultura es algo que puede fortalecer a Europa como comunidad. Por supuesto que es importante promover la diversidad. Frecuentemente el único modo de sacar adelante una película es la coproducción entre varios países europeos. En mi caso suele ser así.

dpa: Su película más reciente, «Amour», se sitúa quizá entre las más tiernas, pero también es una de las más duras. ¿Una película debe buscar siempre sacudir al espectador?

Haneke: «Sacudir» es tal vez una palabra muy fuerte, pero lo que debe intentar sin duda una película es tocar al espectador.

dpa: Creo que mucha gente diría que «Amour» sacude.

Haneke: ¡Bien! Eso es un gran honor. Por supuesto que siempre intento llegar al fondo de las cosas y no quedarme en la superficie. Cuando uno trata temas como el amor y la muerte no suele ser locamente divertido. No se trata de hacer todo para que la gente salga del cine con lágrimas en los ojos, sino de contar una historia. Y quiero que la gente se sienta tocada por esa historia, que la recuerde. Cuando una película se acaba en la pantalla, no aporta mucho.

dpa: ¿Qué es lo que más le interesa al abordar un proyecto? ¿Dónde encuentra sus fuentes de inspiración?

Haneke: Es una buena pregunta (ríe). Si lo supiera… Hay que trabajar siempre los temas, pero no es sólo inspiración: también hay mucho trabajo. Uno tiene algo en la cabeza y armarlo con 30 a 50 personas. Todo eso provoca roces, que hay que intentar reducir al mínimo. Al mismo tiempo, es muy divertido llevar a la gente hasta el punto que uno quiere. Hay un director que sólo filma cerca del baño, porque el trabajo lo pone muy nervioso. Pero hay que amar esos nervios. Ocurre con toda disciplina artística: si uno no está entusiasmado con lo que hace, no llega a la excelencia.

dpa: Dos Palmas de Oro, varios Oscar, el Príncipe de Asturias de las Artes… ¿Le pesan los premios? ¿Cómo lidia con ellos?

Haneke: Los premios mejoran las condiciones de producción para la película siguiente. Naturalmente es un arma de doble filo, porque también los siento como una presión, aumentan las expectativas del resto y las mías. No hay nada más vacío que un papel en blanco. Por eso es tan fuerte la presión al comenzar un proyecto nuevo. Empezamos cada vez de cero.

dpa: ¿En qué trabaja actualmente? ¿Puede adelantar algo?

Haneke: Como suelo decir, no hay que vender la piel del oso antes de haberlo cazado. Tiene que ver con Internet, pero no es una película sobre Internet. Trata de lo que trata la mayoría de mis películas: ¿Qué es la realidad? ¿Hasta qué punto podemos confiar en la realidad? ¿Hasta qué punto podemos confiar en la realidad que vemos en los medios?

Por Friederike Heine y Pablo Sanguinetti