CIUDAD DE MÉXICO/RÍO DE JANEIRO (dpa) – Nelson Ramírez está enfadado. Este pequeño empresario del café se deja diariamente la piel en sus plantaciones de Santa Bárbara, en la provincia costarricense de Heredia, pero el trabajo duro apenas compensa. «No hay que ser un genio para echar cuentas, apenas logro cubrir los costes de producción», explica.
Según la Organización Internacional del Café (OIC), el precio del grano de café se sitúa en su nivel más bajo desde hace más de cuatro años. El índice combinado que el OIC obtiene a partir de los valores medios de distintos tipos de café se situaba a mediados de noviembre en 98 centavos de dólar por libra de café. Hace algo más de dos años, superaba los 200 centavos.
Según los expertos, este descenso de precios se debe sobre todo a la sobreproducción. Todos los países exportadores produjeron en la cosecha 2012/2013 más de 145 millones de sacos de café (de unos 60 kilos por saco), señala el ICO en su informe más reciente. Un aumento de casi el diez por ciento frente a la cosecha anterior.
«Creo que la oferta ha superado la demanda mundial», dice el ex presidente de la asociación vietnamina de café y cacao (Vicofa), Doan Trieu Nhan. «Países como Brasil o Indonesia tuvieron muy buenas cosechas en los últimos años, pero el consumo ha descendido.»
Mientras los caficultores ganan cada vez menos, los costes aumentan. En Centroamérica, la situación ya es crítica para los pequeños empresarios. «Para producir un quintal de café, un empresario debe invertir de media 150 dólares. Pero en el mercado mundial, ahora su producto sólo se vende a 113 dólares», dice el presidente de la asociación cafetera guatemalteca Anacafé, Nils Leporowski, citado por «Prensa Libre».
También en Brasil se escucha hablar de la «crise do café». El país es el mayor productor del mundo, con una cuota de mercado de en torno al 25 por ciento. «Los precios bajos tienen como consecuencia una descapitalización de los pequeños productores de café», advierte la asociación de cefeteros Conselho Nacional do Café (CNC), Silas Brasileiro.
Los «cafeicultores» brasileños reclaman la intervención del Estado, pues los escasos ingresos hacen que pasen apuros para saldar sus créditos. En Colombia, el sector salió a las calles en marzo y agosto para pedir más apoyo estatal para compensar la caída de los precios, las pérdidas por la revalorización del peso y el encarecimiento de fertilizantes y pesticidas.
Para superar el bache, muchos productores brasileños venden actualmente sus existencias a precio de saldo. Pero eso no hace que ingrese más dinero en sus arcas. «Los ingresos se hundieron (en octubre) en un 24,8 por ciento frente al mismo período del año anterior», señala Brasileiro. Al mismo tiempo, el líder del mercado refuerza su producción: en 2012 sus dos millones de hectáreas cultivadas cosecharon 50,8 millones de sacos de café y, con ello, -según CNC- un 16,9 por ciento más que en 2011 (43,5 millones de sacos).
«No se trata sólo de un problema económico, sino también de uno social», señala el presidente de Anacafé Leporowski. «Numerosos pueblos de la región viven exclusivamente del cultivo de café». En Honduras, una cosecha arruinada podría suponer un descenso de en torno al dos por ciento del producto interior bruto (PIB), señalan los análisis de Promecafe.
Y, de momento, no parece probable que los precios vayan a consolidarse. «Nadie sabe cuánto puede durar la caída de precios, dijo recientemente el presidente de la asociación colombiana de exportadores de café (Asoexport), Carlos Ignacio Rojas, al diario «la Tarde». Pero «hay pronósticos» que apuntan a un pronto equilibrio entre oferta y demanda, afirma, y eso debería reducir la presión a los precios.
Por Denis Düttmann y Helmut Reuther