(dpa) – Cuando se trata de la vida sexual de los jóvenes, muchas veces los padres están muy preocupados. «Actualmente existe el mito, muy extendido, de que los jóvenes tienen relaciones sexuales a un edad cada vez más temprana. Sin embargo, los datos disponibles de los últimos 30 años no confirman esta impresión», dice la sexóloga alemana Silja Matthiesen, experta en pedagogía sexual.
Aunque los padres no deben preocuparse pues por la edad en que sus hijos inicien su vida sexual, tienen el deber de darles la información correcta. «Nunca se puede empezar demasiado pronto con la educación sexual», dice la médica Heike Kramer. Cuando se desatan las hormonas y los jóvenes son arrollados por los sentimientos, necesitan un buen colchón de informaciones al que puedan recurrir. Es entonces cuando los padres entran en juego, subraya Kramer.
El desarrollo de la sexualidad ya viene marcado por la forma como los padres se relacionan entre ellos y con el hijo desde su nacimiento, afirma la sexóloga. Los padres deben contestar a las preguntas que les hacen los hijos con un lenguaje adecuado a su edad pero utilizando los términos correctos, sin ir más allá de las preguntas aclarando todo de una vez.
Un aspecto muy importante de esa educación sexual consiste en respetar el pudor del niño y proteger el propio pudor. Los padres no deben dar a conocer detalles de su vida íntima ni instar a sus hijos a discutir con ellos temas de su vida íntima. «Si los niños no toman la iniciativa de preguntar, también se puede dejar en casa un libro para que lo lean», dice Kramer.
Los hijos deben tener la sensación de que sus padres están dispuestos a conversar. Para las niñas es bueno saber que pueden acudir a una ginecóloga con sus preguntas sobre anticonceptivos, con o sin la madre, y que para ello cuenten con la confianza de los padres.
En la práctica, sin embargo, los padres y sus hijos muchas veces tienen ideas diferentes. «Una y otra vez nos damos cuenta de que hay padres que no aprueban el uso de anticonceptivos a temprana edad, porque temen que esto induce a los jóvenes a tener relaciones sexuales más tempranas», dice Patricia G. Oppelt, experta en ginecología infanto-juvenil.
Sin embargo, ese temor es infundado: con una prevención segura como la píldora, las jóvenes simplemente corren menos riesgo de quedar embarazadas en la adolescencia, afirma.
Aun así, existe generalmente un riesgo claramente mayor de quedar embarazada durante la primera relación sexual, «concretamente en cada primera relación sexual con una nueva pareja», explica Matthiesen. Y es que en esos casos a muchas jóvenes les toma por sorpresa la relación sexual, todavía son inexpertas en materia de anticoncepción o aún no han hablado con su pareja sobre este tema.
«La anticoncepción es un proceso de aprendizaje que implica el riesgo de cometer errores», dice la investigadora de la conducta sexual. Cuando ocurre eso, es importante contar con una estrategia, agrega. También en ese momento la madre y el padre son importantes. Si algo sale mal en algún momento, las jóvenes deben tener la certeza de que no por ello los padres «les arranquen la cabeza».
Por Claudia Urban