Río de Janeiro, 8 nov (dpa) – La cuenta regresiva hacia los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 largará mañana -cuando faltarán precisamente mil días para la cita- en un ambiente que mezcla esperanza y preocupación.
Río vive un frenesí de obras que agravan el tradicional caos de tránsito, pero que auguran un futuro mejor para la movilidad urbana, gracias a la construcción de vías rápidas para autobuses y de unos 50 kilómetros adicionales para el metro, que pasará a conectar el barrio Barra da Tijuca -el «corazón» de Río 2016- al resto de la ciudad.
Según el presidente del comité organizador local, Carlos Nuzman, las mejorías en el sistema de transporte beneficiarán al 60 por ciento de la población de Río.
«En Río 2016 seguimos avanzando rumbo a la excelencia en todo lo que hacemos. Nuestros Juegos serán un legado duradero para Río, para Brasil y para Sudamérica», dijo Nuzman en septiembre, al hablar en Buenos Aires ante los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI).
El ambiente de optimismo es menos evidente en el COI, cuyos integrantes, pese a medir con cuidado las palabras, han expresado su preocupación por la posibilidad de retrasos en los proyectos y también por la amenaza que pasaron a representar las protestas populares que sacuden Brasil desde la Copa Confederaciones de fútbol en junio.
Oficialmente, el COI asegura que confía en que Río cumplirá sus compromisos con la entidad y que además convertirá la cita en una oportunidad para mejorar la vida de la población de la ciudad.
Ante una consulta de dpa, la entidad aseguró que «Río 2016 está haciendo un fuerte progreso en la tarea de dejar un legado duradero de sus Juegos».
Además, aunque reconoció que los Juegos «son un proyecto complejo» y que el tiempo «sigue siendo escaso», aseveró que espera que los próximos mil días sean «estimulantes» y confía en que «los atletas olímpicos en 2016 se quedarán encantados por su experiencia».
Al final de su última visita de inspección a Río, el 2 de septiembre pasado, el director ejecutivo de la comisión de coordinación para Río 2016, Gilbert Felli, expresó el temor del COI ante la indefinición de los lugares de disputa de algunas modalidades.
Además, se manifestó «muy preocupado» ante la posibilidad de que no concluyan a tiempo las obras de expansión de la red de metro de Río: «Si llega el día de los Juegos y el metro no está listo, necesitaremos un plan B, y es esto lo que pedimos a la ciudad».
Felli también expresó preocupación por la debilitación de la Autoridad Pública Olímpica (APO), cuyo presidente, Marcio Fortes, renunció en agosto en razón de disputas políticas que, a su juicio, estarían debilitando el organismo coordinador de los proyectos para Río 2016.
Las quejas del italiano ya produjeron los primeros resultados. El 31 de septiembre, la presidenta brasileña Dilma Rousseff nombró a un general del Ejército para comandar la APO, y en octubre el comité organizador anunció que el torneo de canotaje slalom -una de las modalidades cuyo lugar de disputa no estaba definido- se realizará en el complejo de Deodoro, en la zona norte de la ciudad.
Al mismo tiempo, el gobierno brasileño busca corregir los problemas del laboratorio Ladetec, cuya acreditación fue retidada por la Agencia Mundial Antidoping (WADA) en agosto, y al mismo tiempo gestiona por recuperar la acreditación a tiempo de permitir que la institución pueda realizar los controles durante los Juegos de Río.
Por otra parte, el comité organizador cambió recientemente su comando de comunicación, y prometió desvelar «en breve» el mayor secreto de los Juegos de Río: su presupuesto.
Según el nuevo portavoz de Río 2016, Mario Andrada, el presupuesto está todavía en elaboración y, cuando sea divulgado, será dividido en dos partes, para separar las inversiones destinadas exclusivamente a la realización de los Juegos de las destinadas a proyectos de infraestructura que constituirán el legado de la cita para la población local.
En un reportaje publicado esta semana, el diario «Folha de Sao Paulo» aseveró que los proyectos vinculados directa o indirectamente a Río 2016 costarán 29.200 millones de reales, equivalentes a unos 12.730 millones de dólares.
El cálculo se basa en el presupuesto de los proyectos ya divulgados -entre ellos obras de infraestructura, que, según el gobierno, no están directamente vinculadas a Río 2016, pero que constituyen el legado de la cita-, y no incluye proyectos cuyo costo todavía no ha sido anunciado por las autoridades.
Por Diana Renée