LOS ANGELES (dpa) – Hay actores con más vidas que un gato, y uno de ellos bien podría ser Vince Vaughn, una estrella sin grandes logros cinematográficos pero que sigue estando, de una forma o de otra, en el candelero. En esta ocasión protagoniza «Delivery Man», una comedia con aires de seriedad.
Así lo percibe su principal afectado, un actor de 43 años que ha dado muchas vueltas desde su gran éxito comercial y de crítica, «The Swingers», junto a su inseparable amigo y colega Jon Favreau. «El Vince que conocemos frente al de «Swingers» es una persona muy diferente», aseguró Vaughn a la revista “Variety” durante el prestreno de la película. «Es un adulto, muy maduro, no el Vince que habla a toda velocidad. Tiene hijos».
Por eso, cree que su interpretación es mucho más emocional y profunda que en anteriores ocasiones, algo con lo que coincide el productor Scott Mednick. «Creo que es la primera vez en que vamos a ver a Vince hacer llorar a la gente un poco». explica.
Y eso que el planteamiento inicial no tiene la carga de un drama ni nada por estilo. Es -como muchas otras comedias en Hollywood hoy en día con un estudio detrás y unos cuantos millones de dólares- una situación irracional y normalmente irrealizable que, de alguna forma, siempre hace plantearse al espectador qué pasaría si le estuviera sucediendo a él.
En esta ocasión, se trata de seguir la historia de un hombre corriente, David Wozniak, conductor de un camión de reparto, estancado, con serios problemas emocionales y muchas ganas de dar un giro radical a su vida. Hasta que un día le comunican que como antiguo donador de esperma y por un error en la clínica, oficialmente es el padre de más de 500 niños.
Lejos de asustarse o huir de esa posibilidad, decide que los quiere conocer a todos y tratar de tener algo que ver en sus vidas, creando un sinfín de situaciones divertidas y disparatadas, muy a lo Hollywood. Es un papel que crea diversas alternativas, perfectas para Vaughn a la hora de demostrar su versatilidad como actor.
«Como actor, es una oportunidad realmente única de poder hacer tantos géneros diferentes en una sola película», añadió. «No hay nada amable al respecto porque realmente te lleva a lugares muy emocionales, pero lo hace de una manera muy sorprendente».
Quizá por eso Steven Spielberg lo recomendó para el papel, una vez que se tomó la decisión de hacer un «remake» de un producto tan nuevo que sólo tiene dos años. La original es una cinta canadiense de 2011 protagonizada por Patrick Huard y con el mismo director que ahora se ha puesto a los mandos de la versión estadounidense, Ken Scott. Aquella se llama «Starbuck» y se hizo con el premio del público en el Festival de Toronto.
Ambas cintas cuentan con el mismo productor, André Rouleau, por lo que el estilo, el ritmo y la cadencia son similares. «No es habitual encontrar una cinta donde te puedas reír y que al mismo tiempo te toque la fibra sensible», analiza Scott Mednick. «Cuando quise hacer esta película y la traje hasta Dreamworks, sabía que Steven Spielberg la entendería porque tiene la habilidad de hacer todo tipo de películas».
Fue el propio Spielberg el que tuvo claro la opción de Vaughn, por aquello de ser un hombre mucho más maduro que cuando comenzó con todo tipo de comedias. El resultado de una cinta que a priori parece un espaldarazo en la carrera del actor y que, si la taquilla no lo impide, así será.