Valencia, 3 nov (EFE).- Abres la lata y viertes su contenido, el caldo con el pollo, las verduras y los condimentos, en la sartén o paellera y cuando hierve, echas el arroz y calculas dieciocho minutos: el resultado es una paella valenciana al estilo tradicional y, según sus «cocineros», como recién salida del mejor restaurante.
Este nuevo producto, que aúna la cocina tradicional valenciana y la tecnología más innovadora, está a punto de salir al mercado con el nombre de «Paellas artesanas Amparín» e ideado por la empresa Devalencia Gourmet Food con la colaboración de Food Design, una empresa emergente o «spin off» de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).
Carlos Martínez estudió Historia del Arte y su socio, Rafael Baixauli, trabajaba en el sector del mueble pero su afán por dignificar un producto tan emblemático como la paella valenciana y facilitar su consumo les llevó a «la aventura de emprender», como comentan a EFE.
Martínez explica que el envase contiene la lata con el caldo y los ingredientes y un saco de arroz, y está prevista la versión de paella de pollo, de pollo y conejo y, en breve, también la de marisco y el arroz a banda.
«Está en el punto de añadir el arroz -ya lleva hasta la sal, el colorante y el pimentón-. Ahí cortamos el proceso y se enlata. El consumidor compra el ‘pack’ y cuando pone el caldo a hervir añade el arroz y tiene la paella lista en dieciocho minutos», relata el empresario.
Reconoce que les ha «costado mucho» dar con esta fórmula, asegura que «no se puede hacer nada más artesano y casero» y promete que incluso cuando abres la lata, «huele a paella».
En un par de semanas el producto se podrá comprar ya en la sección «gourmet» de grandes almacenes y los distribuidores ya están ofreciendo la paella en sus áreas de influencia en España y en destinos como Inglaterra, Venezuela, Italia y Arabia Saudí.
La paella se elabora sólo con productos de la tierra y de alta calidad, sin conservantes, espesantes ni potenciadores del sabor.
Para lograr la esterilización y envasado del caldo, la carne y la verdura en las condiciones más óptimas de textura y sabor, han contado con la ayuda de la empresa Food Desing.
Según el gestor de productos de esta «spin off» de la UPV, Javier Martínez Monzón, el objetivo final está claro: «No distinguir si la paella la ha hecho mi madre el domingo en casa o la he sacado de la lata. Y eso se ha conseguido».
El investigador explica a EFE que las industrias de alimentación para esterilizar los productos alimentarios usan normalmente equipos que trabajan a altas temperaturas y a presión, los llamados autoclaves, que impiden el posterior crecimiento microbiológico.
«Hemos buscado los parámetros que te garanticen la estabilidad microbiana del producto y dar un tratamiento que esterilice y preserve la calidad del producto para conseguir un producto de máxima calidad y que no se desvirtúe», añade.
Los clientes querían que la paella que exportan «represente fielmente» a la valenciana y que cuando el plato se reproduzca en Estados Unidos o el Reino Unido «no esté desvirtuado y digan: esto es la paella de los valencianos».
Junto a la defensa de la tradición y la artesanía en la elaboración, los empresarios han apostado por la innovación, ya que han cuidado al máximo el proceso industrial de esterilización y envasado para que los productos cocinados se mantengan estables y poder disfrutarlos como si se tratara de una paella recién cocinada.
Mónica Collado