La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha afirmado, durante la clausura del XVI Congreso de la Empresa Familiar, que se están dando pasos para salir de la crisis y que el Gobierno no va a aflojar en su programa de reformas.
La vicepresidenta ha destacado, al comienzo de su intervención, que la ética de la superación es una seña de identidad reconocible en las casi tres millones de empresas familiares existentes en España, y «constituye una clave para el éxito de cualquier proyecto de futuro». «Llevan a cabo una tarea en la que tiene que mirarse cualquier Gobierno responsable», ha añadido.
Soraya Sáenz de Santamaría ha repasado las reformas puestas en marcha por el Ejecutivo, así como los últimos datos macroeconómicos positivos para la economía española. Al respecto, ha apuntado que los datos avanzados por el Banco de España confirman que hemos abandonado la recesión más larga de la democracia. «Es un pequeño y tímido paso, pero un paso en la salida de la crisis. Y más allá de lo significativo del dato, está lo que significa para nuestro país. Una prueba de que los esfuerzos no están cayendo en saco roto», ha dicho.
A juicio de la vicepresidenta, España ha dejado de ser un foco de incertidumbre por la situación de sus cuentas públicas, ha dejado de proyectar dudas sobre su solvencia y ha pasado de ser un país vulnerable a la crisis a estar preparada para la recuperación.
Las cosas han empezado a cambiar, según Sáenz de Santamaría, gracias al esfuerzo de todos los españoles y porque ha habido un cambio de rumbo que se mantendrá en el futuro: «No podemos cejar en nuestro empeño y hemos de continuar manteniendo el esfuerzo reformista para que el cambio de escenario no sea meramente pasajero».
«Si algo hemos aprendido de esta crisis es que el impulso reformista tiene que mantenerse de por vida. Sólo los Estados que son capaces de hacer reformas, no sólo en los tiempos de crisis sino en los de bonanza, se muestran lo suficientemente fuertes y solventes a la hora de superar cualquier turbulencia», ha subrayado la vicepresidenta.
En su opinión, este espíritu reformista «va a tener que acompañarnos de ahora en adelante en un mundo global e interrelacionado en el que tendremos que anticiparnos al más mínimo elemento de debilidad que veamos en nuestra economía».