Al-Sisi, el jefe del ejército es la esperanza de muchos egipcios.

EGYPT-CAIRO-PRESIDENT-UNRESTEl CAIRO (dpa) – En el bazar Jan al Jalili en El Cairo las concentraciones de gente no son algo inusual, pero en estos días hay mucha más gente de lo normal. Cuando los organizadores de una campaña para la candidatura del jefe del Ejército Abdelfatah al Sisi se abren camino, decenas de personas se agolpan para firmar la petición para que el que general sea elegido presidente en las elecciones previstas para el año que viene.

La campaña lleva por título «Completa tu buena acción». De esta forma se quiere vincular su elección con el derrocamiento del presidente islamista Mohammed Mursi que tuvo lugar en un golpe de los militares que encabeza Al Sisi a principios de julio. A pesar de que las elecciones no tendrán lugar hasta mediados del próximo año, la campaña comienza su andadura ahora.

«Apoyo a Al Sisi porque él procurará de nuevo la seguridad. No hay otra elección para mí», dijo Reda Aschkar, que trabaja en el bazar. Los seguidores de Al Sisi confían en reunir los 30 millones de firmas necesarias con las que convencer al general para que se presente a los comicios.

La acción sigue la estela del movimiento Tamarud, organizador de las protestas masivas que llevaron al derrocamiento del gobierno de los Hermanos Musulmanes. Los activistas de Tamarud reunieron entonces 22 millones de firmas para sacar del poder a Mursi.

Al Sisi cuenta con fans en todas las capas sociales. Lo consideran «un hombre fuerte», esa figura paternal capaz de tomar las riendas del país. Entre los pobres ha ganado popularidad porque a menudo habla en dialecto egipcio y no en árabe clásico, que muchos entienden a duras penas. Entre la clase media y la alta, que han visto cómo sus inversiones y ahorros se fundían con los Hermanos Musulmanes, consideran que el general «es bueno para el clima económico».

Sin embargo, los seguidores de Mursi no abandonan las calles de El Cairo. A pesar de la sangrienta represión, siguen manifestándose contra el derrocamiento del gobierno que fue elegido en las urnas. Ni los cientos de Hermanos Musulames encarcelados desde principios de julio ni la prohibición de la organización islamista han debilitado su voluntad.

Verteidigungsminister Abdelfattah al-SisiA su vez, el culto a Al Sisi no hace más que expandirse. Su imagen se ve en camisetas, chocolates, pasteles e incluso colgantes. «En estos momentos no veo otro que sea lo suficientemente fuerte como para gobernar Egipto», dice Yusriya Mujtar, una de las colaboradoras de la campaña. «Nos escuchó cuando lo necesitamos y cumplió con lo que pedimos».

El propio Al Sisi aseguró en el pasado que no albergaba ningún tipo de aspiración política, pero en la última entrevista concedida ya no se ha mostrado tan tajante. Diversos portavoces del Ejército han negado en reiteradas ocasiones que el general vaya a concurrir en las elecciones presidenciales, pero todavía no se dicho la última palabra en este tema.

Pues ¿cómo se entiende si no que el jefe del Ejército no deje de preocuparse de que siga creciendo su popularidad? En una larga y reciente entrevista concedida al diario de El Cairo «Al Masry Al Yom», Al Sisi se presentaba cercano al pueblo y por primera vez hablaba de cuestiones personales. En otra entrevista concedida este miércoles sencillamente no negaba ni rechazaba aspiraciones presidencialistas.

Si finalmente concurriera, Al Sisi lo tendría fácil, pues los Hermanos Musulmanes están en la cárcel y el premio Nobel  Mohammed Al Baradei y otras figuras de la anterior oposición han quedado desacreditadas públicamente en los últimos meses.

Por Nehal El Sherif y Anne-Beatrice Clasmann